Un lugar, que se localiza en el centro de Tibás, es desde hace más de 40 años punto de encuentro para los aficionados de Saprissa.
Un buen ceviche, bebidas espirituosas y buena compañía hacen de Vegas Bar un lugar único en el corazón del saprissismo. Melvin Vargas administra el negocio desde hace 17 años y contó cómo este lugar se ha convertido en parada obligatoria de más de un morado, que cada semana se da una vueltita antes, durante y después de los juegos del tetracampeón.
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Vargas recordó que el bar abrió sus puertas en el año 1967 y desde sus inicios se ubica detrás del Palí de Tibás. Su abuelo, don Melo, fue quien adquirió el local y han tratado de mantenerlo en su diseño original, haciendo una combinación de lo rústico con elementos modernos.
Visitamos el Vegas el 10 de noviembre pasado, minutos antes del inicio del juego entre Saprissa y Santos. Pese a la lluvia, los clientes no faltaron a la cita y la mayoría, bien uniformados con la chema del Monstruo, se dieron cita para pasarla bien.
Punto imperdible
Entre las carreras, don Melvin contó que desde que abrió sus puertas, el Vegas es un rincón para que los fiebres del fútbol no se pierdan al equipo de sus amores. De vez en cuando le llega algún manudo, principalmente porque son conocidos del barrio y esporádicamente lo hace un herediano, pero sin duda es territorio morado.
“Abrimos de lunes a lunes y creo que la clave del éxito ha sido mantener los buenos precios, el trato, la compañía y los platillos que ofrecemos. Todos los días recibimos clientes, pero es evidente que en los días de partidos es cuando se nos llena y, la verdad, es que todos somos amigos”, afirmó.
“De hecho, muchos vienen antes de los partidos y se van al estadio, pero si Saprissa empata o pierde no vienen más, el morado no perdona, solo queremos ganar y el ánimo no les da para venir si no es a celebrar”, dijo entre risas.
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Invitación. Melvin invita a quienes no conocen el Vegas a darse una vuelta por este lugar. “Para venir al Vegas no se ocupa pasaporte, quedan más que invitados”, añadió.
Vargas afirmó que el amor por el morado y blanco nació gracias a su abuelo, quien de niño lo llevaba al estadio Saprissa y luego de un tiempo de vivir en Canadá se vino al país para hacerse cargo del negocio.
Don Melo fue parte fundamental en el desarrollo de la Cueva, pues donó 20 colones, para la compra del terreno en donde se construyó la casa de los tibasaeños y Melvin conserva dos acciones que le dieron a su abuelo cuando hizo la donación, firmadas por el mismo Ricardo Saprissa.
“Recuerdo que mi abuelo le pedía a mi papá que se quedara con el bar para llevarme al estadio. Ahora aprovecho cuando un amigo me lleva a palco y le encargo el negocio a mi esposa, porque soy muy morado y eso es gracias a la pasión que me heredaron desde que era un chiquillo”, afirmó.
El bar ha sido frecuentado por leyendas del Sapri como Enrique Díaz o Marco Antonio Rojas, quienes desde hace años son amigos de la familia Vargas.
Producto estrella
Quien se da una vuelta por este emblemático bar sabe que hay un producto estrella, el cual es preparado por Melvin y que es el favorito de los clientes. Hablamos del ceviche.
Según contó Vargas, cada semana prepara 10 kilos de ceviche de pescado. Por cuestiones de estrategia no nos dijo cómo lo hace; sin embargo, a simple vista se nota que ofrece esta boca con trocitos grandes de pescado y su buen sabor.
“Poco a poco las cosas van cambiando y lógicamente nos hemos tenido que adaptar a la tecnología. Por ejemplo, ya no usamos equipo de sonido para poner la música, cambiamos a pantallas planas, pero tratamos de mantener la esencia y, por dicha, los morados de corazón no nos abandonan y aquí seguimos, pulseándola”.
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Como buen morado, le preguntamos a Melvin si cree que el Monstruo alzará la 41 en diciembre.
“Antes del segundo clásico contra Alajuelense (2 de noviembre) veía otro equipo, pero creo que (José) Giacone le está poniendo candela, creo en el pentacampeonato y veo que el club tiene más fuerza. Sé que podemos tener esa 41 en el estadio al finalizar el torneo”, expresó con la mirada iluminada.
Entre historias y más
El edificio en donde se ubica el Vegas se compone de dos plantas y en la segunda, por más de 10 años se contaron infinidad de historias y hechos que marcaron la realidad del país, porque por mucho tiempo allí se grabó el espacio La Patada, a cargo del periodista Parmenio Medina.
“Al inicio le decían la huevera, porque en las paredes ponían cartones de huevo para repeler el sonido y con el tiempo se convirtió en La Patada. Recuerdo que muchas personas venían a ver las grabaciones, que duraban cerca de hora y media y cuando se terminaba de grabar, los actores y demás miembros del elenco regalaban los guiones autografiados.
“Recuerdo que un mes antes de fallecer, Parmenio le dijo a mi papá que le devolvía la planta, porque se iría fuera del país, pero lamentablemente ocurrió lo que todos sabemos, no pudo salir de Costa Rica y ahora la planta se alquila para residencia”, afirmó.