El Novelón

Oficiales dieron sus vidas para evitar que avioneta cayera en barrio de Golfito

Una avioneta del Servicio de Vigilancia Aérea se accidentó y tres funcionarios murieron en 1993

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Tres oficiales del Servicio de Vigilancia Aérea son recordados por los vecinos del residencial Gilberto Ureña, en Golfito, como unos héroes porque dieron sus vidas para evitar que la avioneta en que regresaban a San José cayera sobre varias viviendas.

Quienes tienen más años de vivir en Golfito no olvidan aquel 22 de julio de 1993, incluso, se encargaron de que el recuerdo perdure en su comunidad, ya que en el sitio del accidente colocaron cruces y tumbas.

Ese día fallecieron Selman Rivera, el piloto de la aeronave MSP-009, una Cessna 337, y quien tenía 23 años y tres de estar en Vigilancia Aérea.

El copiloto Mauricio Ruiz Morales, de 30 años, apenas tenía dos meses en esa sección del Ministerio de Seguridad Pública, estaba casado y tenía un hijo de dos años.

Además del mecánico Gabriel Nájera Monestel, de 27 años, y quien tenía año y medio de trabajar con esa policía.

Ellos junto a otros oficiales de Control de Drogas y de la Guardia Rural participaron en el operativo contra el narcotráfico al que bautizaron “Tucán 2” y que tenía la intención de frenar los cargamentos de droga en el Pacífico Sur, por lo que llegaron desde el 15 de julio y tras arduos días de trabajo terminaron el 21 de ese mes, por lo que un día después regresarían a sus casas.

Durante esa semana lograron destruir varias plantaciones de marihuana.

“Eso que pasó con esos muchachos hace 27 años, es algo de nunca olvidar, ellos no eran de aquí, pero como yo vivo cerca del aeropuerto los conocía porque ellos pasaban por el barrio, eran muy amables, sabíamos que venían para evitar que se dieran casos de narcotráfico”, dijo Cristóbal Méndez, vecino de la comunidad.

“Ese día yo iba caminando para ir a ver a una de mis hermanas que me invitó a desayunar porque yo me levanté tarde, de pronto empecé a escuchar un sonido muy extraño en el cielo, como una chapeadora de zacate, en eso ví la avioneta que volaba superbajo y no le miento, me agarró hasta taquicardia”, recordó.

Don “Cristo”, como le dicen de cariño, asegura que se asustó mucho, pero en ese momento pensó que el piloto iba a poder subir.

“Se comentaba que era un piloto muy bueno, aunque era jovencito, como dice uno, tenía colmillo, a mí me faltaban siete casas para llegar donde mi hermana, iba en una pura carrera y varios vecinos estaban afuera de sus casas, cuando se escuchó una explosión y de inmediato lo que vi fue fuego”, contó.

Eran las 9:37 de la mañana y la avioneta tenía menos de cuatro minutos en el aire, había salido del aeropuerto de Golfito.

“Mi hermana venía corriendo con varia gente y me dice ‘vamos, tenemos que sacarlos'. Era un montón de gente la que iba, ellos pegaron con una loma que estaba a quincce metros de las casas.

“Mi hermana me iba diciendo que esos muchachos se estrellaron ahí para salvarnos a nosotros, eran ellos o todos nosotros, ¿quién sabe cuántos muertos más? Esa es una escena que no se olvida, ni siquiera tantos años después, no pudimos ni acercarnos para ayudarles”, dijo don Cristo.

Otros lugareños aseguran que ellos creían que lo que pasaba frente a sus miradas era como una película de suspenso, el sonido del motor era como un mal presagio.

Una de esas vecinas era doña Elizabeth Espinoza Mora, ella vive a 25 metros del sitio del accidente.

“Después de tantos años yo pienso con mi corazón que esos muchachos prefirieron matarse ellos que pegar contra las casas. Yo logré ver todo porque estaba en el corredor de la casa, nosotros a esa avioneta le decíamos el avión sin cola, estábamos acostumbrados a verlo despegar, era algo común”, dijo doña Eli, quien es síndica de Golfito.

“Vi que en el primer intento de despegar no lo logró, en el segundo tampoco, después agarró en dirección al muelle y regresó buscando la pista, no se porque no pudo aterrizar, el motor se escuchaba ‘bum, bum’ y se veía un chorrito de humo como abajo en la parte de adelante, se les iba de medio lado y se volvía a enderezar”.

Según Elizabeth, cuando se enderezó se fue en dirección al cerro y lo que se escuchó cuando se estrelló fueron como detonaciones.

“Todos corrimos para ayudarlos, pero las llamas eran muy grandes y no pudimos hacer nada, no nos pudimos acercar. Esa noticia causó mucho dolor en el pueblo y todavía, como si hubiera pasado ayer, ya ellos eran parte de la comunidad, nos saludaban y eran muy atentos con los niños”, recordó.

¿Qué pasó?

La primera versión de las causas del accidente fue que como ellos trabajaban contra el narco, los delincuentes mandaron a sabotear la nave para que el accidente ocurriera; sin embargo, horas después el viceministro de Seguridad de ese momento, Álvaro Carrión, dijo a la prensa que no había ningún indicio para sospechar eso, ya que en el hangar la avioneta pasaba vigilada.

El OIJ en sus primeras investigaciones dijo que la avioneta, tipo Push -Pull, hizo después del despegue una pirueta que se conoce como rasante, la avioneta se regresó a la pista y se fue en picada trató de recuperar altura, pero la aeronave no respondió y estrelló.

“Me acuerdo que en aquel momento se dijo que las causas fueron una falla mecánica y que por eso no se pudo elevar, aquí todos siempre pasábamos muy pendientes de todo lo del accidente”, dijo Espinoza.

Doña Elizabeth asegura que con las personas más cercanas, siempre han comentado la tragedia en que pudo haberse convertido el accidente si la avioneta hubiese caído en las casas.

“Piensa uno en que en las casas había cilindros de gas, yo siempre le digo a Dios que ellos pagaron con sus vidas por todos nosotros. Aquí hay 150 casas, para mí fue una impresión terrible, algo que no deseo volver a vivir, a mí me duele como si acabara de pasar”, dijo Espinoza.

Recordados como héroes

Los familiares de los fallecidos colocaron cruces y tumbas en el sitio del accidente para que fueran recordados.

Doña Eli asegura que ella pasó mucho tiempo fuera de su barrio por motivos de trabajo, pero ahora que es síndica un día pasó por el sitio y le dio mucha tristeza ver que donde estaban las cruces estaba todo sucio, por lo que para este aniversario del accidente decidió contratar dos muchachos que le ayudaran a limpiar.

“Fue una forma de honrar sus memorias, las lápidas están muy deterioradas, la de Gabriel ya no está, le cayó un árbol, tengo en mi mente mandarla a hacer pronto, es algo que a mí me nace por el recuerdo de lo que ocurrió.

“Mientras esté viva trataré de que ese pedacito de ellos se vea limpio, para los vecinos es un recuerdo, nunca más supimos de las familias de esos muchachos”, comentó.

La avioneta en que perdieron la vida los miembros de Vigilancia Aérea fue comprada por el Gobierno en 1986 a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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