Seguramente fue grabado en el patio de una casa, y como escenario usaron el improvisado rancho donde se pegan la fiesta.
Eso fue lo primero que se me vino a la cabeza al ver el video del grupo que se disfrazó de guerrillero para amenazar al presidente Carlos Alvarado, quien desde que circuló la grabación me imagino que debe estar a puro té de tilo y con guardia ultra reforzada.
"Frente Patriota 7 de Julio", vaya oloroso nombre escogieron estos "rebeldes", a quienes la jupa ni siquiera les dio para buscar una fecha significativa.
En este país un 7 de julio no ha pasado nada relevante, más allá de las bromas que les podemos dar a nuestros amigos llamados Julio cada 7 de ese mes.
Entre el arsenal de los guerrilleros seguramente había cortauñas, resorteras, a las que carajillos llamábamos flechas; rifles de balines, y bombetas de turno.
Ya un poquito más en serio, ¿cuál es la majadería de querer ver nuestra paz alterada, de querer ver a nuestro país desangrándose como Venezuela o Nicaragua, dos ejemplos que tenemos muy cerquita?
Hagamos un rápido ejercicio, ¿a quiénes vemos siempre en las manifestaciones o bloqueos?
Sindicalistas que defienden sus privilegios, últimamente estudiantes y traileros manipulados, quienes fueron como ovejas al matadero, porque grupos políticos y religiosos les llenaron la jupa de mentiras.
En resumen, no hay motivos para estar brincando cuando el suelo está parejo.
Al supuesto grupo guerrillero las autoridades deben desenmascararlo, no porque vayan a desatar una revolución, sino para llegar hasta los verdaderos cabecillas que están incómodos en este país.