Presentado por: TM PRODUCCIONES

Hay historias que demuestran que con esfuerzo y determinación se pueden abrir puertas donde parece que no las hay. Anselmo Santeliz, un joven venezolano de 28 años, es prueba de que empezar desde cero no significa quedarse ahí, sino buscar siempre el siguiente paso.
Su historia no comienza en escenarios iluminados ni en grandes auditorios, sino en los buses de Lima, Perú donde descubrió el impacto de conectar con la gente.
En 2018, Anselmo dejó su natal Venezuela en busca de un futuro mejor. Su travesía lo llevó primero a Colombia, luego a Perú y finalmente a Costa Rica, donde hoy construye su sueño de convertirse en conferencista.
En su paso por Perú, Anselmo trabajaba, pero sentía que tenía un mensaje por compartir. Fue entonces cuando decidió subirse a los buses con una caja de chocolates y un discurso motivacional.
“Yo estudiaba a diferentes conferencistas en YouTube, escribía todas las noches y al día siguiente me montaba en los buses a dar un mensaje rápido”, recordó.
Lo curioso es que, al final, vendía más chocolates sin siquiera ofrecerlos, porque la gente conectaba con su mensaje. A eso lo llama “sus conferencias flash”, totalmente improvisadas en el pasillo de un autobus, pero con un mensaje cargado de esperanza.
Un animador diferente
Al llegar a Costa Rica, Anselmo se abrió camino en el mundo del entretenimiento animando en todo tipo de eventos, con su energía y carisma destaca por sobre los demás: “La gente veía siempre esa actitud, esa disponibilidad, y ahí se fueron abriendo puertas”, contó.
Su sello es la amabilidad y la entrega total en el escenario. Si hay que animar de cabeza o bajo la lluvia, él lo hace, pero su meta va más allá, Anselmo quiere transformar su pasión por la comunicación en un camino para inspirar a otros.
“Llevo años capacitándome, estudiando, llevando cursos y diplomados. Quiero ser un conferencista que lleve entretenimiento, humor y crecimiento personal”, aseguró.
Gracias al apoyo de NuNu Producciones, Anselmo ya tuvo la oportunidad de empezar a dar sus primeras apariciones como expositor de conferencias y las sensaciones han sido más que positivas, pero sabe que todavía falta mucho camino por recorrer.
En estado de supervivencia
Si algo ha aprendido Anselmo en estos años es que cuando no hay otra opción, el sueño se convierte en prioridad.
“En seis años en Costa Rica he avanzado más que en seis años en Venezuela”, dijo.
Un paso a la vez
Ahora, Anselmo está dando el siguiente paso en su carrera: ofrecer un curso gratuito para formar animadores en Costa Rica como una forma de agradecimiento. “Eso sale este año, por supuesto”, manifestó con la misma pasión con la que se subía a los buses en Perú.
De vender chocolates en el transporte público a soñar con llenar auditorios, la historia de Anselmo Santeliz es un testimonio de que la vida recompensa a los valientes. Su meta está clara: ser un conferencista que, a través de la animación y la comunicación, inspire a otros a nunca dejar de soñar.

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