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Cuatro hermanitos de una familia de barrio Cristo Rey en San José recibieron una enorme bendición para su formación académica al recibir todos los útiles escolares que van a necesitar durante el curso lectivo 2023.
A los cuatro, tres de los cuales están en la escuela y uno de kínder, nos los llevamos a la Tienda Universal ubicada en Escazú Village, pero antes tuvimos tremenda ayudota por parte de un gran amigo de La Teja, el padre Sergio Valverde, presidente de la Fundación Obras del Espíritu Santo.
Les vamos a contar despacito y con buena letra para no hacer enredos. Resulta que la familia de Universal tiene un programa en el cual, cada año, hacen obra social y donan útiles escolares a familias que realmente necesitan que se les eche el hombro para la entrada de clases.
Entre Universal y La Teja ideamos un plan puras tejas para hablar con el padre Sergio para que él, entre las familias con necesidades económicas que conoce, nos recomendara a una para pegarle la gran salvada.
El padre Sergio nos pidió un par de días para estudiar bien la situación y así contactarnos con una familia que realmente necesitara los útiles.
Resulta que el sacerdote nos llamó y nos alegró el día porque escogió a una familia que tiene cuatro hijos y todos entrarán a clases el próximo 6 de febrero. Los de Universal, específicamente Elizabeth Serrano, gerente Comercial Escolar, a pesar de que eran cuatro pequeñitos de un solo nos dijo: “¿Quién dijo miedo?”. “Recibiremos con mucho cariño a los cuatro hermanitos”.
Ya con la familia recomendada por el padre Sergio se venía el siguiente paso, coordinar cuándo se daría la donación. El padre con su agenda en mano y nosotros con lápiz para apuntar, decidimos que el miércoles 25 de enero, a las 2 de la tarde, era el día y la hora perfecta para llegar con la familia a la Universal de Escazú.
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Todo caminó perfecto, bueno, casi perfecto, porque se nos bajaron dos pasajeros del barco a la hora de las verdades: el padre Sergio, quien debido al millón de reuniones que tiene todos los días no pudo asistir y el papá de la familia, don Noel Sánchez, quien debido al horario del bretecito tampoco nos acompañó.
Puntuales
La mamá, doña Victoria Núñez, sus hijos, Karla (11 años, va para sexto grado); Javier (cumplió 10 años el pasado 28 de enero y va para quinto grado); Lucía (7 años, va para segundo grado) y Andy (5 años y que va para kínder), llegaron puntuales a la cita (una de la tarde) en las oficinas de Obras del Espíritu Santo. El padre Sergio no les dijo para qué los citó, quería que fuera una tremenda sorpresa.
Los tres escolares estudian en la Escuela Omar Dengo, de barrio Cuba y el más pequeñito entrará al kínder Arturo Urién Galloso, ubicado en el barrio La Dolorosa, en Chepe.
Cuando el padre Sergio llegó tuvimos que contarle a doña Vicky, como le dicen de cariño a doña Victoria, la verdadera razón por la cual el cura la había citado.
Doña Vicky se quedó en silencio por algunos segundos y luego nos preguntó: “¿De verdad? ¿No me están mintiendo? ¡Esto no lo puedo creer!, fue lo único que pudo decir sin evitar que las lágrimas empezaran a recorrer sus mejillas.
“Ustedes no tienen idea de las dificultades que hemos tenido mi esposo y yo este año con el tema de ajustar el dinero para la entrada a clases. No hemos podido ir a comprar nada. Dios es así de grande. Sé que tengo que agradecerle a Él”, dijo entre lágrimas la mamita.
En medio de aquella contentera de la mamá y de sus hijos, porque al ver a su mamita llorando también tuvimos que darles la buena nueva y de una nos fuimos para Universal.
¡A escoger útiles!
Llegamos puntuales. Nos estaba esperando María Paula Segura, asistente de Comunicación Corporativa y doña Elizabeth, la gerente. Después de un rápido saludo María Paula provocó que los chiquillos se pusieran a gritar de felicidad cuando les dijo: “Ahora sí chicos, vayan a escoger los útiles”.
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Contarles lo que pasó después es casi imposible porque cada menor agarró por su lado. Uno se fue a escoger su bulto, otro directo a los lápices de color, la más grande se quedó en la sección de cuadernos con resortes, así que los pequeños iban y venían.
Doña Vicky no podía dejar de sonreír de la felicidad y a pesar de lo que estaba viendo en vivo y a todo color, nos confesó que todavía no lo podía creer.
“A una como madre la llena el ver a sus hijos tan felices, sobre todo por lo que estamos pasando como familia. Esto que ustedes están haciendo nos da una alegría extra que teníamos mucho tiempo de no tener.
“¡Ni para qué le cuento! Solo quiero decirles que Dios aprieta, pero no ahorca. Es increíble esta bendición, no me la esperaba y me deja muy claro que Dios sí escucha a sus hijos cuando le pedimos de corazón”, aseguró doña Vicky.
Karla, la mayor, se detuvo por un momento de la búsqueda de útiles y nos preguntó, “¿También puedo escoger un maletín?”. La cara se le iluminó cuando María Paula le respondió, “por supuesto, una lista de útiles no está completa sin el maletín”.
Por cierto, fue María Paula la que nos explicó que Universal tiene un programa de responsabilidad social que durante todo el año recoge donaciones para ayudar a familias de escasos recursos con la lista de útiles para la entrada a clases.
¡Sorpresota!
Después de un buen rato escogiendo útiles, llegó la hora de empacarlos y ponerlos, junto con un maletín para cada niño, en las ya tradicionales bolsas azules de Universal. La felicidad de los hermanitos era total.
Andy, el más pequeñito, se acercó y nos dijo, “viera que lindo es mi bulto, ya quiero entrar al kínder para estrenarlo”.
Justo cuando estábamos a punto de irnos, porque nosotros nos comprometimos con el padre Sergio Valverde de devolver a la familia al local de la Obras del Espíritu Santo sin un rasguño, el asunto pasó de tremenda alegría a casi histeria, por culpa de doña Elizabeth y doña María Paula, ya que ambas llamaron a los hermanitos y les dijeron que no se podían irse de Universal sin un juguete.
De inmediato comenzaron los gritos de felicidad a todo galillo. Ni se imaginan la cara de Andy cuando descubrió que su juguete era un carro a control remoto, ni la de Lucía a quien le tocó un estuche enorme para poner hermosas a sus muñecas. A Karla le regalaron una Barbie y a Javier un muñeco del Hombre Araña. Por unos segundos los útiles quedaron en segundo plano ante el poder insuperable que tiene un juguete para un niño.
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Doña Vicky no dejó de demostrar con su enorme sonrisa la felicidad que sentía en ese momento.
“Es que uno no termina de dar gracias porque es que nos regalaron de todo, porque viene absolutamente todo lo que necesita cada uno de ellos para la entrada a clases. Mis hijos están superencantados. Esto les va a levantar el espíritu y eso me alegra mucho porque son muy buenos estudiantes, muy aplicados y disciplinados”, asegura la mamá.
Cumplimos la promesa y devolvimos la familia al edificio de Obras del Espíritu Santo sin un rasguño, eso sí, con cuatro bolsas bien pesadas por la carga de uniformes y cuatro bolsas bien abrazadas por cada hermanito, en las que portaban los juguetes.
El padre Sergio nos agradeció que le devolviéramos a la familia y celebró con ellos semejante bendición.
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