John Hesp puede rajar que es un abuelo suertudo, primero porque su esposa le dio permiso para ir a gastar $10 mil (¢5.7 millones) y después porque le fue también jugando póker que regresará a casa con mínimo $1 millón (¢578 millones).
“Quiero que sepan que estoy viviendo la experiencia más surrealista de mi vida”, escribió John Hesp en las redes sociales tras clasificar a la final del Mundial de Póker.
El jubilado le pidió permiso a su esposa para inscribirse en el torneo. El certamen que se celebra todos los años tiene la particularidad de que tanto jugadores profesionales como a aficionados pueden inscribirse, John Hesp, de 64 años, vio entonces la oportunidad de cumplir su sueño de conocer Las Vegas, Nevada y participar.
Sin proponérselo, el anciano que tuvo principalmente le pidió chance a la esposa para pagar el costo de inscripción fue avanzando de ronda y ya clasificó a la final. Haber alcanzado esta etapa ya le asegura un premio de 1 millón de dólares.
“Quiero agradecer a mi esposa Mandy, a mi familia y a mis amigos que están apoyándome desde casa”, escribió Hesp en Facebook y contó que varios medios de todo el mundo están intentando contactarlo:“Soy una superestrella”.
La mesa final arrancó este jueves y está programada para que termine este sábado, quedando en el último día sólo tres jugadores, quienes irán por el premio de $8,1 millones. Ese monto sumado el acumulado, da un total $10 millones, algo impensado para Hesp, pero no para las estadísticas.
De los diez jugadores que llegaron a la final,el británico se ubica segundo en cantidad de fichas con un 24% del total, por lo que es uno de los candidatos. para ganar.