Don Gerardo Mora González es un gran apasionado de los autos de colección y de las motos de tres ruedas. Con él hemos hablado largo y tendido en las últimas tres semanas para poder presentar todos sus “juguetes”.
Cuando fuimos a entrevistarlo hace un mes, ya tenía seis juguetes, pero la semana pasada se compró otro, para confirmar la pasión que tiene este vecino de Cartago por los motores.
Les habíamos hablado sobre dos de sus triciclos (Honda 200X y Goldwing) que están prohibidos desde principios de los noventa en todo el mundo (suelen volcarse si son manejados a mucha velocidad), así como de dos de sus tres carros convertibles (Buick Skylark y un MGB), por lo que en esta tercera y última entrega les vamos a presentar el Corvette C4 y otros dos de sus triciclos.
El Corvette C4 es modelo 1984, tiene un motor de 5.800 centímetros cúbicos (c.c.), dos plazas y es totalmente original. Lo compró hace dos años y medio de pura casualidad a otro coleccionista herediano.
"Lo compré porque ha sido un amor de toda la vida. Es un convertible que siempre quise tener. Lo veía en las series como Miami Vice, además, me gusta el baloncesto y los Corvette eran los autos preferidos de Michael Jordan, así que siempre dije que algún día tendría uno.
“Es el segundo que más quiero (el primero es el Buick Skylark). Hay que tener mucho cuidado al manejarlo porque es una gran máquina, llega a de cero a cien kilómetros en menos de 6 segundos. Para las calles del país es muy complicado andarlo porque es muy bajo, casi a nivel de piso. Uno debe saber por dónde anda”, nos explica Gerardo, quien tiene 34 años.
El sistema para hacerlo convertible se le llama tip-top, no es una capota de tela tradicional que se echa para atrás, esta se desatornilla, se levanta y se guarda en la cajuela.
Triciclos
Pasamos ahora a terrenos prohibidos, porque hablamos del triciclo Honda 110 c.c. modelo 1979 que compró hace tres años y medio.
"Se lo compré a mi sobrino (Santiago Méndez) para que también se enamorara de los triciclos y logré el objetivo.
“Me encantó que era negro, un color diferente al rojo tradicional de Honda. Es cuatro tiempos y se arranca con un sistema que le dicen yoyo, tiene un mecate que se jala, como se arrancan los motores fuera de borda en las lanchas”, nos explica el coleccionista.
Y como don Gerardo no se puede quedar quedito cuando un “juguetico” le mueve el piso, la semana pasada se compró otro triciclo.
“Este último es un Honda E 200. Fue el triciclo más vendido a nivel mundial en toda la historia, sobre todo en Estados Unidos, porque no fue hecho para diversión, sino para trabajo. Tiene pegadero para una carreta, es de doble tracción, su arranque es electrónico y trae hielera. Incluso fue muy usado para arar. Hace mucho tiempo que quería uno de estos”, dice con verdadera pasión.
Antes de despedirnos y agradecerle por las tres semanas en que nos mostró sus “juguetes”, nos advirtió que anda detrás de dos triciclos más, uno de 70 c.c. y el 250R, con esos completaría su colección porque tendría los cinco modelos que se fabricaron en el mundo.
Además, está ilusionado con encontrarse un clasicazo muy perseguido, el convertible Mercedez Benz SL500 de los ochenta.
“Pronto crecerá más la colección”, dijo decidido.