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Árbitro agredido brutalmente pasó una noche de espanto en el Calderón Guardia

Tuvo que dormir en una sillón porque no logró que le dieran camilla

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El drama del árbitro José Luis Valverde no termina, ahora se encuentra internado en el hospital Calderón Guardia y, según nos confirmó, la noche de martes para miércoles la pasó durmiendo en una sillón, porque no logró que le dieran camilla.

No tiene ni palabras para describir esa noche terrible que vivió, porque entre el dolor por la golpiza que le dieron y la incomodidad de dormir casi de a parao, pasó contando los segundos para que amaneciera, lógicamente no durmió casi nada, ya al final de la madrugada pegó unos minuticos, pero porque el cansancio era demasiado.

No lo tocó camilla en el Hospital Calderón Guardia. Cortesía.

“Es muy fuerte el dolor que siento por la agresión, pero lo que más me ha golpeado, lo que realmente me tiene absolutamente dolido es la golpiza psicológica que le dieron a mi familia, están totalmente destrozados por lo que me sucedió, eso me tiene muy mal”, afirmó el árbitro, quien no es la primera vez que vive una agresión por impartir justicia en una mejenga.

La familia se unió como un equipo exitoso y lo están cuidando sus papás, doña Luz Quirós y don Rafael Ángel Valverde, quienes dejaron todo tirado en Río Claro, además, están llegando durante todo el día sus hermanos, Juan Carlos y Carmen; también lo cuida el esposo de Carmen, don Porfirio Villalobos.

Desde el Calderón Guardia don José Luis nos confirmó que lo primero que hará cuando pueda salir del hospital es irse directo a poner la denuncia ante los tribunales de Pococí por lesiones graves, contra el jugador que lo agredió. Ya le confirmaron los médicos que en total le arrancaron cuatro dientes de arriba y le fracturaron la mandíbula.

El pasado domingo 27 comenzó puras tejas para don José Luis, mañaneó tempranito, desayunó liviano y se fue pitar un partidazo de las ligas menores de Cariari. Este pulseador no cobrar ni un cinco, porque tiene muy claro que los chiquillos lo necesitan, además, nadie tiene plata para pagar un buen silbatero.

Los árbitros de Guápiles y zonas cercanas están unidos y apoyando a José Luis tras la agresión brutal que sufrió. Cortesía.

Después de pitarle a los niños, volvió a su casa, se bañó, almorzó y se fue para Jiménez. Explica el árbitro que él se fue a pitar el partido entre los equipos de canchas abiertas, Anita Grande y Guácimo, se fue con mucha ilusión y pasión, porque el arbitraje lo atrapó hace 20 años y ahora es su gran amor.

Logró avanzar como silbatero llevando, con muchas dificultades, cursos arbitrales. Como es un pulseador de verdad, sabía que los 18 rojitos que le ofrecieron por la pitada le iban a servir demasiado a la familia.

Está casado con Lady Vega y tienen cuatro hijos (Hilary de 19 años, Valery de 16, Britany de 10 y Akell) . “El dinero del arbitraje lo aprovecho mucho para los gastos de mi hogar, ha sido de gran ayuda para salir adelante”, dijo.

Don José Luis tiene 46 años, hace 20 fue agredido por primera vez, mientras era línea en un partido en el estadio Cuty Monge, a un jugador no le gustó la decisión que él tomó y le mandó un patadón, él trató de detenerlo con sus manos pero le fue peor, porque le quebraron dos dedos.

Mientras arbitraba la mejenga entre el Anita Grande y Guácimo, el pasado domingo, una decisión suya se le convirtió en un tremendo problemón, porque a un jugador no le gustó para nada lo que pitó y lo amenazó, al no arrugarse ante la amenaza, el asunto pasó de las palabras a los hechos.

El árbitro la pulsea como pueda para tener un campito para descansar en el hospi. Cortesía.

“El partido lo iba ganando 3-0 el equipo de Guácimo, en eso hubo una jugada en la cual un jugador le pegó feo a otro, entonces pité y le saqué amarilla al agresor, ahí fue cuando me amenazó, me dijo que si le sacaba la roja me pichaseaba, entonces le dije que yo estaba ahí para hacer cumplir el reglamento y ante esa amenaza le saqué la roja.

“Inmediatamente, el jugador se me tiró encima y me comenzó a pegar muy fuerte, yo caí al suelo y me acuerdo muy poco de lo que pasó después, porque me desmayé de los golpes que me dieron. Me tiraron al suelo como a un chancho y me pegaron sin piedad”, se lamentó el árbitro.

Don José Luis nació en Aguabuena de San Vito de Coto Brus; ahora toda su familia vive en Río Claro de Golfito, pero él desde muy jovencito se fue a vivir a Pococí, porque como siempre ha sido un breteador, ahí tenía más oportunidad de ganar platica.

Ya en Pococí le entró a todo, incluso como agricultor sembró yuca y otro tipo de verduras y vegetales, el asunto era hacer dinero, por eso también fue peón bananero. Un día de tantos, siempre andaba en busca de un mejor futuro, se puso a manejar bus y en ese oficio se quedó por muchos años, por eso lo conoce y lo quiere todo el mundo en Guápiles y Cariari, es una de las caras más conocidas de la zona, porque manejó buses un pocotón de años.

"Nos conocimos hace muchos años en las canchas de fútbol como jugadores. Luego él fue quien me invito a prepararme como árbitro. Es una excelente persona.", aseguró el árbitro Eduardo León.

Como la mayoría de ticos, nació futbolista, en su caso, le encantaba ser defensa y era de los buenos, no se arrugaba ante ningún delantero, metía pata con fuerza pero sin mala leche. Hace 20 años lo picó el mosquito del arbitraje y lo enfermó gravemente de pasión por el silbato, por eso decidió recibir las instrucciones de don Humberto Cedeño y don Manuel Agüero, sus padres arbitrales.

A como pudo fue avanzando en el referato, hasta que logró formar su propia organización arbitral en la zona que agrupó más de 20 árbitros. Ha pitado para la Primera División de Liga Nacional de Fútbol Aficionado (Linafa), Alto Rendimiento y la liga menor de la Unafut.

"Es una magnifica persona. Un maestro del arbitraje regional que siempre está atento para transmitirnos todo su conocimiento sin ningún tipo de mezquindad", dijo el árbitro Wilfredo López.

Todavía no puede asegurar este apasionado del arbitraje que va a seguir haciendo lo que más ama desde hace 20 años, tiene que recuperarse del todo y conversar con su familia, para que en conjunto tomen la decisión. “Ellos están muy afectados por lo que me pasó”, dice con mucho dolor.

Eduardo Vega

Eduardo Vega

Periodista desde 1994. Bachiller en Análisis de Sistemas de la Universidad Federada y egresado del posgrado en Comunicación de la UCR. Periodista del Año de La Teja en el 2017. Cubrió la Copa del Mundo Sub-20 de la FIFA en el 2001 en Argentina; la Copa del Mundo Mayor de la FIFA del 2010 en Sudáfrica; Copa de Oro en el 2007.

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