La pesadilla que vivió don José Luis Valverde, un árbitro y chofer de bus de Guácimo de Limón, el domingo 27 de mayo al recibir un violento puñetazo de parte de un jugador al que expulsó en un partido de canchas abiertas entre Anita Grande y Guácimo va acabando.
Durante trece largos días, Chino, cómo le dicen en el ambiente arbitral, estuvo internado en el hospital Calderón Guardia, centro médico del que salió este miércoles.
Aunque aún tiene la cara inflamada y deberá volver a citas al hospital las próximas semanas, Valverde estaba feliz de la vida por regresar a su casa en el barrio Astua Pirie en Cariari y porque este duro tramo le sirvió para darse cuenta de la gran solidaridad del gremio arbitral.
"En el Calderón los especialistas determinaron que había que hacer cirugía, estuve medicado hasta el día de ayer (martes) en donde me realizaron una cirugía maxilofacial, en la que me metieron dos platinas en el pómulo derecho y una en el izquierdo.
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Me hicieron un corte de cinco puntadas en el pómulo derecho, pero no fue suficiente y también me tuvieron que operar por dentro, por el cielo de la boca incrustrando cuatro tornillos. Gracias a Dios estaba en las mejores manos, pero fue una operación muy fuerte", explicó Valverde a La Teja al salir del hospital.
Mientras estuvo en el Calderón, a José Luis lo visitaron un fiscal y personeros del OIJ para recibir la denuncia por las lesiones graves que sufrió y la causa ya está abierta en los Tribunales de Pococí contra su agresor.
Chino durará un mes incapacitado, por lo que aún no puede volver a su trabajo en la empresa Coopetraca de Guácimo, ni menos volver a los campos de juego, pero en el hospital su familia y amigos del arbitraje nunca lo desampararon.
"Esa es la parte más importante y bonita de la historia, me di cuenta que el pueblo costarricense y la familia arbitral no tienen precio, árbitros y exárbitros de todo el país, algunos a los que ni siquiera conocía, me llamaron y solidarizaron conmigo con muestras de cariño, oraciones y ayudas.
A mí los árbitros me pagaron la luz, el agua, me trajeron una bolsita de arroz, una de frijoles, una de sal, no me ha hecho falta nada en mi casa, no tengo palabras para agradecer a mis amigos, a mi pueblo Cariari y compañeros árbitros", destacó.
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Grandes ayudas
Figuras como Walter Quesada quien lo acompañó un rato este miércoles, Ramón Luis Méndez, Ólger Linares, entre otros llegaron a apoyarlo.
"Sería injusto que siga diciendo nombres porque hay un grupo de exárbitros que me ayudaron en un momento tan difícil para mí, gente de San Ramón, San Carlos, y mejoraron muchísimo me permanencia en el hospital", dijo lleno de agradecimiento.
La esposa y los cinco hijos del referí quedaron bien atendidos por mucha gente mientras don José se recuperaba en el hospital, del que salió con una gran sonrisa.
"Mi familia depende de mi salarito y ahora al no estar trabajando eso me preocupaba y al conocer de tantas ayudas vea a mí el dolor se me quitó del todo, también les agradezco a ustedes que dieron a conocer el caso y mucha gente se movió", agregó.
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Todavía falta un tiempito para que don José vuelva a trabajar mientras pasa un mes de incapacidad y más aún para pitar, pero está deseando volver pronto a las canchas.
"Sería un irresponsable si no volviera a pitar, esto que me está pasando se lo debo al arbitraje pero para bien, en el momento que esté habilitado voy a ir a la escuelita de fútbol de Cariari (donde pita de manera gratis para ayudar) y a cuanta cancha me necesiten ahí estaré".
"Es un compañero más"
Walter Quesada destacó que en este caso había que dejar el arbitraje de lado y fijarse en el lado humano por una persona que sufrió un daño mientras realizaba la pasión que sienten muchos, como lo es impartir justicia en una cancha.
"Al ver tal agresión que sufrió el compañero, sin entrar mucho en detalles, se ve a kilómetros el daño y gracias a Dios ya hoy (ayer) pudimos visitarlo y con la ilusión de que ya va para la casa, lamentablemente estas agresiones son cosa de todos los días en las canchas abiertas, lo que sucede es que esta ocasión se pasaron de la raya", enfatizó.
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José Luis utiliza los cinquitos que se gana arbitrando para ayudarse con su familia, el día que lo agredieron por ejemplo, se ganó 18 rojitos .
"Quien se haya vestido de árbitro en algún momento y quien esté ejerciendo esa profesión actualmente y no sienta algo más que solidaridad por estas imágenes que hemos visto y todavía hoy de cómo sigue ya operado, uno se impacta, quien no lo haga no debería estar en el arbitraje", reflexinó el exárbitro Walter Quesada.
Dichosamente todo indica que esta historia cerró con un final feliz para Chino, una experiencia que jamás debió pasar porque el deporte nunca da para tanto, pero como dijo el propio agredido, su caso demostró que a los árbitros también los quieren y mucho.