La final del fútbol mexicano, disputada el 12 de diciembre entre el Atlas y el León, fue seguida con un sentimiento especial por los aficionados del Cartaginés, quienes se identificaban mucho con la causa del club rojinegro.
El cuadro de Guadalajara finalmente alzó el título (ganaron 4-3 en la tanda de penales), dejando atrás una racha de 70 años sin celebrar. Algo que puede motivar a los brumosos en este año 2022.
La única vez que Atlas había conseguido un campeonato fue en 1951, luego vino una sequía gigantesca que muchos en México llamaban “la maldición del whisky”.
A los zorros no los atormentaba un muñeco, como a los brumosos, sino una historia que dice que poner una botella de whisky en la vitrina, al lado del trofeo de campeón, les generó la mala vibra.
Con el tiempo, la historia generó mucho peso y nadie en el club se atrevió a mover la botella, a cuya caja hasta le escribieron una advertencia. “Propiedad del Club Deportivo Atlas de Guadalajara A. C. para destaparse hasta que el equipo Atlas gane un campeonato de primera división. La obsequiaron en el año de 1954 el representante en esta ciudad”, dice la nota escrita con un lapicero.
Pero con la tanda de penales en la que triunfaron ante León, el club rojinegro demostró que no existen maldiciones eternas, con lo que los blanquiazules se motivan para ir por su anhelado título número 4 tras 81 años de espera.
“En el deporte he visto muchas historias, como la de los Cachorros de Chicago o los Medias Rojas de Boston (equipos de béisbol), que han sufrido muchas cosas como las que ha sufrido el Cartaginés y yo soy un convencido que pronto vamos ha salir de eso, para eso trabajamos.
“Estos ejemplos que nos dan este tipo de equipos, como el Atlas, lo único que nos dan son ánimos para seguir luchando, en nunca renunciar”, explicó Leonardo Vargas, presidente del Cartaginés.
Don Leo era uno de los que estaban sentados viendo la mejenga del Atlas, equipo al que siempre ha seguido en México, igual que a las Chivas, pues apoya a los clubes de Guadalajara.
“Me sentía identificado al 100%, obviamente por lo que vivía el Atlas, uno siente empatía con ellos. Nosotros jugamos hace como dos años con el Atlas y estuvimos conversando con la gente de allá y las cosas que teníamos en común, por lo que uno siente una identificación con el equipo y que lograran lo que nosotros aún no hemos podido”, agregó.
Para Vargas, de este ejemplo se pueden jalar varias cosas para su saco.
“Perseverancia, trabajo y mística para seguir adelante, no aflojar porque tarde o temprano las cosas se van a dar si usted trabaja de la manera correcta, es lo que usted termina aprendido de esto. Ellos se mantuvieron a pesar de tanto tiempo y en un torneo tan competitivo como el de México”, detalló.
Estudiar las causas
Carlos Loría, exvicepresidente del Cartaginés y que en dos ocasiones estuvo muy cerca de ganar el título, en las finales de 1993 y el 2013, afirma que celebró el título de los zorros.
“A mí me llama mucho la atención cuando casos así suceden, se debe indagar el porqué se logró, qué fue lo que pasó, qué se hizo diferente para cambiar la historia y para romper esas barreras mentales.
“Yo viví seis meses en Guadalajara por trabajo y conocí de cerca el caso. Fue cuando Jorge Vergara compró a las Chivas (2002), que algunos decían que el equipo tradicional era Atlas y todos los pleitos clásicos al respecto. Sé bien, y luego me contaron amigos, que la frustración era muy grande”, recordó.
Para el exdirectivo, la obsesión por el campeonato es algo que le juega en contra del Cartaginés, como le pasaba al Atlas, y para él ese es el famoso muñeco, esa obsesión que no ayuda en nada.
La contratación de un técnico ganador y sin ataduras al pasado, como el argentino Diego Cocca, fue vital para los rojinegros.
“No es solo que quedó campeón, es que tenía años de ni entrar en liguilla, estuvo peleando descenso. Lo que indagué es que hicieron limpia, quitaron mucho jugador, directivos y usaron mucho canterano identificado con el club.
“Para un cambio tan sorprendente no hay una receta, pero siempre que he estado en directivas tengo claro que algo vital es contar con un camerino muy fuerte y el banquillo también es vital, como lo demostró este entrenador, quien además les inyectó mucho convencimiento”, añadió.
Optimista
A Enrique Salas, aficionado brumoso y empresario de la provincia, ejemplos como el del equipo mexicano lo llenan de ánimo y convencimiento que, si ellos pudieron, por qué su equipo no.
“Yo no pude ver la final, pero sí estaba pendiente porque en los chats de los cartagos (aficionados al club) se estaba hablando mucho del tema, estaban muy pendientes. Ya después pude ver las imágenes celebrando y se le erizaba la piel a uno y piensa en lo chiva que eso se nos dé”, dijo.
Quique, como lo conoce la mayoría de la gente, le tiene fe a que la directiva, encabezada por Vargas, rompa en algún momento ese mito de no ser campeones.
“Eso va mucho en el trabajo, es algo que se trabaja y no pasa de la noche a la mañana. Creo que esta directiva está trabajando con ese objetivo, paso a paso. Hay una directiva que está haciendo bien las cosas y en algún momento tiene que mostrarse eso”, añadió.
Salas representa a muchos de esos aficionados que por más que a su equipo le han pasado mil chascos para no alzar el título, la ilusión no se le muere, ojalá ellos sean los siguientes en derribar mitos.