San Ramón goleaba 4 a 0 al Invu Las Cañas de Alajuela, el pasado domingo 11 de febrero en el estadio Guillermo Vargas Roldán, y ya se jugaban los minutos finales, cuando Ignacio Araya fue a buscar un pase a profundidad sin saber lo que sucedería instantes después.
El portero del equipo visitante se barrió para impedir la anotación y el muchacho, de 17 años, cayó con todo, escuchó el sonido del hueso al quebrarse y un hormigueo en la pierna.
Instantes después, levantó ambas piernas y notó que su pie derecho estaba en una posición anormal. El drama en el Guillermo Vargas Roldán, en un partido de Liga Nacional de Fútbol Aficionado (Linafa), apenas empezaba.
En el estadio estaba don Javier Araya, padre de Nacho, doña Liz Solís, la mamá, y cuatro de los siete hermanos del muchacho.
Doña Liz, quien habló con nosotros, sintió que la jugada fue normal, pero pronto empezó a ver gente corriendo hacia el marco donde estaba su hijo y personas que gritaban: “Lo quebraron”.
Ella lloró y gritó, pero guardaba la esperanza de que la lesión de Nachito no fuera tan grave. El talentoso joven se revolcaba del dolor, sus compañeros y el árbitro pedían la asistencia médica.
“No me querían dejar ir, pero cuando fui y llegué al portón no me dejaban pasar. ‘Soy la mamá, déjenme entrar’, dije.
“Hasta que alguien dijo que me dejaran pasar. Pero no pude ver, no quería ver la pierna, la estaban entablillando y me fui con él en la ambulancia”, comentó.
Nachito se moría del dolor, pero no lloró. No en ese momento. Cuando llegaron al hospital y le quitaron el entablillado, doña Liz tuvo que ver la pierna derecha de su hijo y cayó en cuenta de la gravedad de la lesión.
“Y cuando llegaron los doctores, uno lo que hace es verles las caras y todos la arrugaban. Nacho decía que le dolía mucho, que cuándo le iban a hacer lo que tenían que hacerle, pero el hospital tiene sus procesos”.
Fractura de tibia y peroné fue el diagnóstico. Aunque los doctores no se lo han dicho a doña Liz, ella investigó y sabe que su hijo, por la edad que tiene, se puede recuperar y volver a las canchas. Nacho lo quiere, su papá y sus siete hermanos lo desean. Ella sabe que así será.
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Este miércoles, el menor fue operado y la familia tenía buenas expectativas.
Doble herencia
Ignacio proviene de una familia de ocho hermanos hombres, todos futbolistas y todos bailarines.
A doña Liz le corre sangre deportista en sus venas, fue atleta en su juventud y le encantaba el baloncesto. Desde los 15 años baila. Hoy tiene 49. Don Javier siempre tuvo el fútbol metido en la sangre.
A los ocho hermanos se les combinaron los genes y realizan ambas actividades y, aunque hoy sus padres no están juntos, siempre están presentes. Los criaron con amor y disciplina.
“Nacho está en un grupo de baile, pero todos bailan y todos son jugadores. Yo creo que la disciplina que les da el deporte los ha hecho buenos.
“Si ellos tienen que levantarse a las 5 de la mañana para ir a entrenar se levantan. Nadie les dice que lo tienen que hacer. En Navidad todos pedían bola. Son muy unidos, los mayores son muy chineadores, para ellos los menores son como sus chiquitos”, comentó.
Solidaridad
Dice doña Liz que el equipo se ha portado a la altura, los otros padres de familia, la comunidad y hasta jugadores reconocidos le han enviado mensajes de ánimo a Nacho, como el portero Aarón Cruz del Herediano, los legionarios Rónald Matarrita y Youstin Salas, entre otros.
“Mandarte la buena vibra, pasé por esto hace dos años, en el partido con la Selección antes del Mundial. Me tocó trabjar mucho, por dicha se logró, te puedo decir que todo está en la cabeza, si te enfocas en recuperarte, en que todo va a salir bien, vas a salir de esto”, fue parte de lo que le expresó Matarrita.
Salas le expresó: “Yo también pasé por eso, pierda el cuidado, todo va a salir bien, está joven y tiene mucha carrera por delante, a meterle y tranquilo que muchos futbolistas pasamos por eso”, le dijo Salas.
Hasta Lizbeth Valverde, la miss Costa Rica, le envió un mensaje de apoyo a Nachito.
El jugador está fuerte, lo visitaron amigos, familiares, compañeros y siempre estuvo firme, pero el primer día, cuando vio a sus hermanos reunidos se soltó a llorar.
De momento, espera recuperarse y volver a jugar pronto. “En tres meses”, le dijo a la mamá.
Mientras Edgardo Quesada, dirigente del cuadro poeta, expresó que es uno de los proyectos del equipo.
Un cuadro que ambiciona volver a primera división desde abajo, con un proceso. “Es el mismo equipo fundado en 1953, refundado en el 2021, la querida Asociación Deportiva Ramonense (ADR)”, dijo.
Nacho llevaba menos de un mes incorporado al cuadro y ya suma tres goles.
A pesar del duro golpe, la familia Araya mantiene la esperanza y el ánimo. La determinación de Ignacio inspira a todos en su camino hacia la recuperación. ¡Fuerza Nacho!