Fabiola Montoya Salas es una fanática de las motos que demuestra que la pasión en dos ruedas no es algo que conozca géneros o edades, sino una pasión con la que se crece y se comparte de generación en generación.
Las motos están presentes en la vida de esta periodista desde que era una chiquita; su papá, Carlos Montoya, siempre tuvo y ella recuerda muy bien que cada tanto la subía, y ya cuando creció y estaba en el colegio, hasta soñaba con comprarse una. Con él andaba de arriba para abajo, disfrutaba mucho esos paseos que la marcaron.
De chiquilla el deseo no se le hizo; fue hasta el 2017, cuando primero se compró un scooter al que le sacó mucho provecho y disfrutó bastante, pero ella siempre quiso algo más grande, hasta que el año pasado, finalmente, lo logró.
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Fabi maneja todo un chuzo, anda una BMW C400-GT, un lujo de bicha no solo por lo que significa la marca alemana y su estética, sino por lo que jala y lo que ahora goza más que nunca en dos ruedas.
“Cuando yo vi esta moto, me enamoré, es demasiado chiva, tiene mucha tecnología, tiene muchas prestaciones que no tiene un scooter; de hecho, vi otras opciones que no me enamoraron, pero con esta quedé flechada al punto que dije que si no iba a cambiar por esta, entonces no quiero nada, es la que quería”, explicó.
Montoya se siente muy feliz y orgullosa de conseguir esta moto, con la cual soñó, pero no tenía claro cuándo podría conseguirla, al final lo hizo mucho antes de lo que imaginaba.
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“Yo me enamoré de esa moto, pero dije, bueno, en algún momento, cuando tenga la plata voy y la compro, pero nunca me imaginé que me iba a llegar tan pronto, que se me iba a adelantar tanto el proceso de la compra; la verdad, jamás me imaginé. El problema que yo tengo es que no sé manejar manual, pero quiero aprender; digamos, si en algún momento yo aprendo a manejar manual, seguro andaría una pistera”, nos comentó bien animada.
De momento, anda traveseando con la moto de su novio, pero es bastante grande y va poco a poco en ese proceso, pero por ahora, está más que enamorada con la que tiene, con la que, además, le gusta pasear bastante.
“Yo prefiero salir a dar una vuelta con mi novio, él en la moto de él y yo en la mía. Nos gusta pasear; la vez pasada fuimos al Tajo de Zulay. Hemos ido al Puerto, así separados, o lugares más cerca acá en la GAM. Luego, ya juntos (en la misma moto) ya sí hemos ido como hasta el Caribe, a la Vuelta del Arenal, a todos lados”, añadió.
Otra cosa que le suele pasar bastante son las preguntas y dudas de muchos, que admiran el modelo, le preguntan por la marca, las calidades y demás cosas.
“Cuando yo ando solita, por lo general, sí se me quedan como viendo, como diciendo, ‘mae, esa doña en esa moto’. Se sorprenden, me preguntan: ¿qué motor es? ¿Si de verdad es BMW?, porque hay unas chinas parecidas y a raíz de eso ya le meten a uno conversación, pero todo bien”, comentó.
Los planes son claros, la pasión cada vez crece más, Fabiola es una muestra que esta no distingue, es solo sentirla.