Jafet Soto y el Herediano han convertido el estadio Carlos Alvarado en su sede provisional, lo que ha contribuido a la reactivación económica de Santa Bárbara, donde se encuentra ubicado el reducto. Mientras el Eladio Rosabal Cordero se termina de reconstruir y el equipo espera volver a su hogar, este cantón aledaño ha sacado provecho de la presencia del Team.
El beneficio es evidente cada vez que el Herediano juega, ya que atrae a una significativa cantidad de aficionados, quienes impulsan las ventas locales. Pero no solo en los días de partido se percibe este impacto: el Team también ha trasladado sus ligas menores a Santa Bárbara, lo que ha generado un aumento en la actividad comercial durante los fines de semana.
La Teja hizo un recorrido por varios negocios locales, como supermercados y sodas, y comprobó el impacto positivo que ha tenido el Herediano en la zona, así como el buen comportamiento de los aficionados.
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Rónald Víquez, propietario del supermercado Cañón González, ubicado junto al estadio, afirmó que sus ventas se duplican en días de partido. “El impacto ha sido positivo, en un momento económico difícil para el país, esto nos ha ayudado a levantar. Vendo más snacks, refrescos, cervezas… productos para picar”, señaló.
Víquez explicó que factores externos como el rival, la lluvia o la hora del partido también influyen en las ventas: “No es lo mismo una cerveza en un día caluroso que en uno frío, y también ayuda que el partido coincida con la quincena”.
En días sin juego, cierra su negocio a las 7 de la noche, pero los días de fútbol extiende el horario hasta las 10:30 de la noche para aprovechar la afluencia de público.
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Fabio Rodríguez, dueño del bar La Popular, comentó que sus ventas se han incrementado en un 150% gracias a la llegada del Herediano. “Antes era difícil atraer clientes nuevos, pero con los partidos el negocio ha crecido mucho. Entre semana siguen viniendo y piden comida por express. Antes, en un miércoles malo, vendía unos 300 mil colones, en uno bueno, 500 mil, pero si juega el Team, puedo llegar al millón”, dijo.
Añadió que la mayoría de sus clientes son socios de Herediano, quienes se dirigen al partido y consumen platos como chifrijo, alitas, ceviche y nachos, además de cerveza y tragos.
“El comportamiento de los aficionados es excelente. A mi parecer, Jafet Soto acertó al no permitir la entrada de barras, lo que ha generado un ambiente más familiar”.
También dijo que los fines de semana, con las ligas menores, llega mucha gente que aprovecha para almorzar o comer algo rápido, tanto en la soda como en el bar.
Otro negocio que se ha visto beneficiado es Sr. Papas, especializado en hamburguesas, arepas, papas fritas y otras comidas rápidas colombianas. Aunque su horario nocturno no les permite aprovechar tanto los partidos, han notado un aumento del 50% en sus ventas.
Kelly Uribe, dueña del local, destacó no solo el incremento en las ventas, sino también el buen comportamiento de los aficionados.
“Nos ha ayudado con gente nueva que no conocía el negocio, aunque cerramos a las 7 p.m., en algunas ocasiones hemos tenido que extender el horario por la afluencia de clientes tras los partidos”.
Todos coincidieron en la preocupación que sienten cuando el estadio Eladio Rosabal Cordero se termine, pues evidentemente, los juegos pasarán a Heredia. Incluso, pidieron que no se olviden de la comunidad y que programen al menos un partido cada dos meses en el Carlos Alvarado, para que Santa Bárbara siga viéndose beneficiada.
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La presencia del Herediano en esta linda localidad no solo ha revitalizado la actividad deportiva, sino que también ha inyectado un necesario impulso económico en los comercios locales.
Desde supermercados hasta restaurantes, todos se han visto beneficiados por la llegada de aficionados que apoyan al equipo rojiamarillo y al comercio local que se une al buen comportamiento de los seguidores florenses y el esfuerzo de los comerciantes.
Santa Bárbara está disfrutando de un momento positivo que demuestra cómo el deporte puede ser un motor de crecimiento comunitario.