Un caluroso 22 de junio de 1974 tuvo lugar un partido para la historia. Una de las mejores selecciones del mundo y una de las peores se enfrentaban en pleno mundial de fútbol, todo un hito en plena década de los setenta.
Por entonces, para el apasionado del fútbol, sin Internet, televisión por cable, ni fútbol 24 horas, ver un partido de la todopoderosa Brasil era imperdible, y mucho más si se enfrentaba a la desconocida Zaire (país conocido hoy como República Democrática del Congo) y pasó lo inesperado.
La Brasil de Mario Zagallo, vigente campeona, pero en plena reconstrucción tras la renuncia de estrellas como Pelé o Tostao, llegaba a Alemania 1974 con el sueño de seguir reinando en el mundo del fútbol. Pero, tras dos empates a cero ante Yugoslavia y Escocia, necesitaba una victoria en el tercer partido de la fase de grupos para meterse en segunda ronda.
Su rival era la sorprendente Zaire, que llegó al Mundial de manera sorprendente tras eliminar a Marruecos o Camerún, entre otras.
Corría el minuto 80 de partido y Brasil, como era de esperar, dominaba en el marcador, pero no con la solvencia que se esperaba: la ‘canarinha’ vencía 0-3, pero muy lejos del 9-0 que Yugoslavia endosó al combinado africano solo cuatro días antes.
Zaire estaba mostrando una imagen digna hasta que llegó la jugada más loca de la historia de los mundiales. Una acción que dio la vuelta al mundo y que, el sábado cumplío 45 años y de la cual el jugador Mwepu Ilunga fue el protagonista.
Lo que mucha gente no sabe es la historia detrás de tan alocada jugada que en aquel momento dio de qué hablar por lo extraña, pero tuvo mucho que ver con la difícil situación que vivía en aquel momento Zaire como país.
El árbitro Nicolai Rainea pitó una falta a favor de Brasil en la frontal del área rival. Rivelino colocó el balón para disparar y cuando el referí pitó, de manera inesperada, un jugador zaireño salió como un resorte de la barrera para golpear el balón.
La incredulidad se apoderó entre los aficionados presentes en Gelsenkirchen y aquellos que seguían el partido desde sus casas. ¡Un jugador, que estaba en un mundial, ni tan siquiera se sabía las reglas!
Aquel jugador, Mwepu Ilunga, pronto se convirtió en el centro de atención de los espectadores. Durante los diez minutos restantes de partido, todo el mundo miraba al lateral derecho africano, ante la posibilidad de que volviera a las andadas.
Cuando a comienzos del siglo XXI un aficionado que había grabado el partido lo colgó en las redes sociales, Mwepu Ilunga volvió a saltar a la fama e, incluso, llegó a ser entrevistado para que explicara su actuar.
“Lo hice a propósito, quería que me expulsaran como forma de protesta, pero solo me sacaron amarilla”. El defensa aseguró que fue una acción como protesta a la presión sufrida contra su equipo por el régimen de su país durante el mundial.
En mayo de 2105, con solo 66 años, el exinternacional zaireño fallecía en la República del Congo, nuevo nombre que había adquirido Zaire desde 1997.
Tras una vida deportiva en el Mazembe, su gran momento de gloria tuvo lugar en el mundial. Lo que muchos aficionados consideraron que se trataba de una enorme desconocimiento de las reglas de todo un jugador mundialista, escondía algo más oscuro. Eso sí, siempre será considerada como una de las jugadas más locas de la historia.