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Matrimonio cuenta cómo se salvaron en las montañas más altas del mundo

En el monte Makalu vivieron una pesadilla

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Romano Benet y Nives Meroi, marido y mujer, estaban en medio de su empeño por escalar la quinta montaña más alta del mundo, el monte Makalu, cuando las cosas comenzaron a salir mal.

Y esa fue solo una de las dos escaladas que casi acaban con su carrera como montañistas y con sus vidas.

El mayor problema en Makalu, un pico de 8.480 metros ubicado en la cadena de los Himalayas, fue el viento helado.

Considerada una de las cumbres más difíciles de escalar en el mundo, un vendaval implacable hizo casi imposible su acceso, cuando lo intentaron a principios de 2008.

Romano Benet y Nives Meroi, marido y mujer, estaban escalando el Makalu, cuando las cosas comenzaron a salir mal. Foto Neves-Meroi. (FOTO NEVES-MEROI)

Ya en 2006 un escalador, el francés Jean-Christophe Lafaillle, había muerto tratando de hacer un ascenso en invierno.

Pero ni Benet ni Meroi, ni el tercer compañero en la aventura, Luca Vuerich, se rindieron en su intento de alcanzar la cima.

“Durante las ráfagas, el viento nos golpeaba desde arriba hasta abajo y de hecho no podíamos dormir en la noche”, recordó Meroi.

El trío alcanzó los 7.000 metros y decidió aguardar un poco con la esperanza de que el viento se calmara.

El monte Makalu con 8.480 metros de altura. Está situado en la zona Mahalangur del Himalaya a 19 km al sureste del monte Everest. Foto iSTOCK (iSTOCK)

“Pero en vez de eso, la corriente explotó en un furioso crescendo. Estábamos escapando para ponernos a salvo cuando me agarró una ráfaga de viento muy fuerte”, dijo Meroi.

“Mi pie izquierdo perdió agarre sobre la grava, resbalé entre dos grandes rocas y caí, con mi cuerpo volteándose sobre el pie que había quedado atrapado. El viento continuó arreciando mientras escuchaba el sonido de mi hueso al quebrarse”, agregó.

Con una pierna rota, la montañista no podía moverse sin ayuda.

Durante dos días, Benet y Vuerich se turnaron para cargar a Meroi en sus hombros. Caminaron a través de la niebla y por un glaciar hasta alcanzar el campamento Hillary, ubicado a unos 4.860 metros, donde un helicóptero los recogió y los llevó a Katmandú.

La pareja Benet Meroi sonríe después de contar parte de sus anécdotas tratando de escalar las montañas más peligrosas del planeta. Foto Giácomo Maestri (GIACOMO MAESTRI)

“Más allá de que llevamos más de 40 años escalando, nosotros les seguimos teniendo miedo a las montañas”, anotó Meroi.

Meroi y Benet se conocieron en una escuela en Italia y comenzaron a escalar y a caminar juntos después de que descubrieron que compartían su pasión por las aventuras al aire libre.

“A Romano le gusta decir que fue un vínculo por conveniencia”, se burló Meroi.

“Era más fácil para él tener una novia a quien le gustara escalar, así no tenía que buscarse una compañera para escalar cada semana”, añadió.

Decidieron casarse en 1989 por el deseo de llegar a Los Andes, especialmente a la llamada Cordillera Blanca, en Perú.

“Era un sueño que teníamos, no teníamos ni dinero ni vacaciones. Entonces decidimos casarnos, porque nuestros jefes nos daban dos semanas de vacaciones por casarnos y les pedimos a nuestros amigos que nos ayudaran a pagar el viaje”.

A los 12 meses del incidente en Makalu y tras la recuperación de Meroi, la pareja se metió de lleno en el desafío de escalar el Kangchenjunga, la tercera montaña más alta del mundo, que está ubicada entre India y Nepal, y tiene una altura de 8.586 metros.

Sin embargo, cuando estaban cerca de la cima, Benet comenzó a sentirse mal. “Me sentía cansado y más lento de lo habitual, por lo que decidí parar, pero le dije a Nives que continuara”, recordó Benet.

Meroi no lo abandonó, pero si hubiera seguido adelante y llegado a la cima del Kangchenjunga, se hubiera acercado sin duda a la marca de la primera mujer en escalar los 14 picos que están sobre los 8.000 metros de altura.

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