El jueves anterior se inició el torneo de Clausura y en estos días, una persona fiel a su equipo estaría alistando todo para servir como delegada en el estadio Ebal Rodríguez, en Guápiles.
Ella es Sandra Hidalgo, quien por 8 años fue delegada del Santos, y ahora ve con tristeza, cómo el campeonato comenzó sin el club de sus amores, al que le retiraron la licencia para competir en la primera división.
Sandra es profesora de inglés en el Liceo Experimental Bilingüe de Pococí, y recordó que toda la vida estuvo ligada al cuadro caribeño. Desde el 2009 estaba en la junta directiva, fue secretaria y, en el último período, fungió como vocal. También admitió que en varias ocasiones intentó salirse, pero en sus palabras, no la dejaron.
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Antes de ser delegada, vendía entradas para los partidos, era acomodadora en los palcos, vendía comida en la soda y hacía de todo, por amor a la camiseta santista.
“Toda la vida iba al estadio, desde joven; recuerdo que la gradería de sol no existía y se hacía atletismo, era un espacio recreativo. Al inicio, en mi familia no veían bien que fuera delegada, porque creían que era una labor de hombres, pero el presidente de ese entonces, el doctor Rafael Arias, fue quien propuso que me convirtiera en delegada.
“Él me decía que todo iba a salir bien, que íbamos a romper paradigmas y en el primer partido, contra Limón, hice una lista de las funciones y quedé encantada con lo que había que hacer”, comentó.
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Sandrita, como es conocida en el club, tenía como funciones revisar las condiciones de los baños, salir a la cancha e inspeccionar las redes, que los lugares en donde se sentaban los técnicos y jugadores estuvieran limpios, que las líneas blancas de la gramilla se vieran bien, revisar el punto de penal, entre otras.
Además, le tocaba recibir a los árbitros, contactar a los juntabolas y darles un espacio, ver que estuviera la hidratación y que los camerinos estuvieran como Dios manda. Todo eso lo hacía en cada juego que el Santos jugaba como local, sin ganarse un cinco.
Dolida
Hidalgo reconoce que la situación del equipo la ha golpeado.
“Claro que me afecta, porque además de colaborar con el equipo, me identifico con los jóvenes. Hay jugadores de ligas menores que son mis estudiantes y sufren mucho, porque no pueden cumplir su sueño.
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“Toda la vida he estado ligada a Santos y tengo la esperanza de que en algún momento la situación se solucione. Cuando llegó don Ronny (Cortés, presidente del club) nos ilusionamos, porque vimos que sí se iba a poder trabajar, llegó con muy buenos proyectos y no se pudo hacer nada”, afirmó.
¿Supo del supuesto amaño, en el partido contra Guanacasteca?
“Eso del amaño me ha impactado tantísimo, no lo puedo creer. Ese día andaba de vacaciones, sé que estábamos pasando una mala racha y cuando tuve oportunidad vi el marcador y me alegré porque íbamos ganando. Ese día, hasta vacilé a mis compañeros, les dije que era como el gato negro.
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“Sinceramente, no sé si eso pasó, para mí el Santos ganó bien, pero no sé si hubo un ofrecimiento de dinero. Sinceramente, el saber de eso me dejó sin palabras y sé que mientras estuve en la junta todo se hizo bien, de acuerdo a la ley”, aseguró.