En mejor momento no pudo ser anunciado que el país vuelve a tener, oficialmente, un sacerdote exorcista, de esos que se fajan con el pisuicas.
El religioso Javier Francisco Dengo, de la diócesis de Tilarán-Liberia, fue nombrado desde el martes por monseñor Manuel Eugenio Salazar.
La información enviada por la Iglesia y titulada “Decreto nombramiento exorcista” dice: ‘el Ordinario del lugar concederá esta licencia solamente a un presbítero piadoso, docto, prudente y con integridad”.
El documento termina: “Deseándole al nuevo exorcista muchos frutos pastorales y espirituales en su nuevo oficio en cumplimiento de las normas canónicas, firmo el presente decreto en la ciudad de Tilarán, el 8 de junio del 2021”.
Repito que el nombramiento no pudo llegar en mejor momento, amén de las grandes virtudes del padre Javier Francisco Dengo, porque la primera tarea que yo le pediría al obispo que le asigne es entrarle con todo a la Federación de Fútbol y le saque los demonios, a ver si acaso se termina la maldición dejada por Ronald González de once partidos sin ganar, sumada la endemoniada paliza 4-0 (pudieron ser más) que como regalo de despedida, y con la banca, le dio Estados Unidos este miércoles.
Con Ronald, El Esqueleto Sequeira y el Mauro fuera de la Sele no es suficiente, la limpia debe ser más profunda, abarcando al grupo de futbolistas quienes están muy lejos de jugar como Dios manda.
El exorcismo debe terminar sacudiendo a todos los dirigentes enquistados en la que fuera bautizada, desde hace muchos años, la Casa de los Sustos, que aunque pasó de La Sabana al Proyecto Gol, sus personajes descabezados siguen vagando.