Don Carlos Manuel Solís, vecino de San Carlos y papá de la diputada Maria Inés Solís, manejó por primera vez un carro cuando tenía como diez años. Ese recuerdo lo tiene muy vivo.
Esa primera vez al volante fue en un vocho, por eso siempre había querido uno y logró comprárselo hace seis años. Ahora no lo cambia ni lo vende por nada. Es un modelo 62 y la gente de lo piropea mucho.
Don Carlos recuerda muy bien aquella manejada, que lo hizo amar los vochos.
“Fue en un escarabajo, cuando tenía como diez años, con un hermano mío ya fallecido, Juan Bautista. Andábamos en una finca en Santa Clara de San Carlos y allí me puso al volante del carro. Era un camino de lastre, primero salí pegando brincos y luego ya emparejé el asunto”, comentó don Carlos.
Desde entonces es un amante de la marca Volkswagen, pero sobre todo de los vochitos.
De hecho, don Carlos le heredó su gusto por esta marca de carros a la diputada, a quien hace unas semanas sacamos en esta sección del “Chuzo de la semana” con un vehículo precioso, al que le puso Patricio.
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“Siempre viví con ganas de tener uno y hace como seis años apareció uno en una empresa que lo estaba vendiendo, entonces aproveché. Lo compré, lo restauré y lo tengo muy bonito, siempre que lo saco me lo piropean”, dijo con orgullo.
El tata de la diputada cuenta que el carrito estaba bastante bien cuando lo compró, pero que ahora sí está hecho un chuzo. Dice que ya una vez lo llevó a San José, a un Vochofest.
“Aguanta un viaje largo, el motor es estándar, le puso pistones nuevos, la bomba de aceite, carburador, en fin, está muy bien.
“No tengo idea cuánto le invertí, no llevo la cuenta. Estaba bien de carrocería y en general, el motor sí estaba malillo”, recordó.
Mencionó que los piropos que reciben los vochos como el suyo se deben a que son carros muy apreciados por el costarricense, por la gran belleza que tienen.
“Recordemos que el Volkswagen fue muy popular y sobre todo el vocho. Hicieron muchos de estos carros, pero ya llevan tanto tiempo que no los producen que llaman mucho la atención. Donde quiera que uno llegue, le levantan el dedo a uno en señal de aprobación. Son carros muy lindos”, dijo.
Don Carlos dijo que alguno de sus retoños será quien herede el coqueto auto.
El hombre también tiene una Vanagon de Volkswagen, a la que quiere mucho, pero nada como su vocho para ir a dar vueltas.
A diferencia de su hija María Inés, don Carlos no le tiene nombre a su carro, simplemente le dice ‘el vocho’.