El defensor Giancarlo “Pipo” González vivió este viernes quizá el partido más extraño de su carrera al tener que enfrentarse a su gran amor en el fútbol apenas unos días después de que se reveló que no seguiría en la Liga.
Fue apenas esta semana que el exmundialista fue anunciado como refuerzo de Sporting y por esas cosas que tiene el destino, el primer partido fue contra Alajuelense, equipo donde se hizo y donde vivió sus mejores momentos en el fútbol nacional.
LEA MÁS: Primer tiempo del Alajuelense - Sporting provoca la primera silbatina del campeonato
A pesar del morbo con que llegó el encuentro, más cuando Pipo dio a entender que en la Liga no lo valoraron, la participación de González ante sus compañeros estuvo tranquila. Lo más picante que se vio fue un par de empujones que se pegó con Alexis Gamboa en un tiro de esquina, aunque la jugada no pasó a más.
Más de un morado, florense o aficionado de algún otro club cruzaba dedos para que le cayera un golcito, sin embargo, ni cerca estuvo durante los 78 minutos que jugó antes de ser sustituído por Ariel Soto.
Antes de la mejenga se le vio Pipo muy cercano a sus excompañeros, primero, la toma de Futv lo mostró abrazándose fuerte con el nuevo capitán manudo, Celso Borges. Luego, el defensor se tomó el rato para ir saludar uno por uno a sus excompañeros y al cuerpo técnico.
También, saludó a los aficionados, quienes no se mostraron molestos ni incómodos con el exmanudo.
Al finalizar la mejenga, Pipo fue de nuevo a abrazar a sus compañeros y terminó cambiando la camiseta con Lionel Moreira, con quien se le vio riendo y muy amistoso.
Sin duda una noche que el futbolista jamás olvidará, ni el manudismo tampoco.