EscucharHéctor “El Pity” Altamirano, director técnico de Herediano, sabe que el partido de vuelta de las semifinales contra la Liga Deportiva Alajuelense de este sábado, no va a ser sencillo, pero tiene claro cómo quitarle el invicto a la Liga.
Y su plan consiste en tres elementos.
Lo primero, es seguir garantizando el buen funcionamiento del Herediano
“Nosotros nos enfocamos en nuestro funcionamiento, recuperamos jugadores, recuperamos situaciones y contextos distintos al partido de ida. Lo otro son estadísticas, al final tenemos claro cómo vamos a hacerles daño”, comentó en la conferencia de prensa previo al encuentro.
“Para nosotros el partido de mañana es el más importante que tenemos y así lo estamos tomando. La confianza en el plantel, en el equipo está bastante buena y eso me deja tranquilo para planificar y definir el mejor 11 posible que tengamos”.
Lo segundo es la presión que puede ejercer la afición rojiamarilla en un encuentro en el que sí o sí se tienen que jugar la vida.
LEA MÁS: Héctor Altamirano explota por primera vez contra el arbitraje ante Alajuelense
“Después, nuestra afición tienen que hacernos sentir, nos dará motivación para poder luchar y poco a poco inclinar el partido hacia nuestro favor. Nos corresponde 100% a nosotros plantar un buen 11 que nos permita competir”, agregó.
Y el tercer elemento, a diferencia de lo que muchos creen, en realidad no es el hecho de jugar en casa, para el Pity, es más importante el juego en sí.
LEA MÁS: Michael Barrantes le tiró con todo al Herediano por quejarse del arbitraje
“Lo que nos dará ventaja es nuestro modelo de juego, nuestro plan del partido. La cancha juega, pero es para los dos. Podemos tener ventaja, nosotros entrenamos ahí, la conocemos mejor, pero en un partido de fútbol, la atención y concentración es factor importante más que la cancha”, comentó.
Por último, agregó que si bien el partido de ida fue un golpe duro, “lo que ocurrió, ya ocurrió” y no pueden seguir lamentándose por el resultado. Lo que sí pueden hacer seguir trabajando para conseguir el ritmo óptimo y dar el golpe que pocos creen que pueden llegar a dar.
