Wálter Rodríguez cumplió, el pasado 3 de diciembre, 30 años siendo el utilero de Alajuelense y, entre tantos recuerdos, asegura que el Internet cambió radicalmente los viajes del equipo en los buses ya que ahora son muy impersonales.
Rodríguez, de 46 años, es el tercer trabajador con más tiempo en la institución, solo superado por el masajista Francisco Álvarez, ya pensionado, pero que sigue brindando servicios al club con el que ha estado por más de 50 años. El otro es el conocido Víctor Reyes, asistente de gerencia, con 39 años.
El utilero le contó a La Teja parte de su experiencia con los rojinegros, repasó la personalidad de algunos de los técnicos más emblemáticos y contó algunas anécdotas de estas tres décadas.
- ¿Recuerda cómo llegó al equipo?
Mi papá, don Edwin Rodríguez, era el jefe de seguridad y mantenimiento, y el utilero principal era Santiago Jiménez, a quien le decían “Mi Tata”, era el papá de Javier ‘Zurdo’ Jiménez, Carlos ‘Pata’ Jiménez, José Martín, Alexis y Sergio, todos ellos grandes jugadores.
Una vez, don Santiago se fue de vacaciones un mes y quedó esa plaza. Me la ofrecieron, yo salía a vacaciones del cole en ese momento y me contrataron. Finalizado el mes, Iván Mraz me propuso que si quería continuar porque a Santiago lo iban a pensionar. Lo acepté en el 91, tenía 15 años”, comentó.
- De toda la gente que ha conocido, ¿con quién hizo amistad?
Si doy una lista sería muy larga, pero si tengo un problema sé que cuento con varias personas con Mauricio Montero, sin duda, agarro el teléfono y hago una llamada a Jonathan McDonald y sé que me ofrecería la ayuda en lo que necesite, y así montones. Me topo en la calle a muchos jugadores y me dan un abrazo, me saludan, Pablo Gabas, por ejemplo, no tiene reparo en saludarme de forma cortés y muy bonita.
- ¿De otros equipos?
Trabajé con (Wálter) “Paté” Centeno en la Sele y siempre que me lo topo me dice: ‘que toca’, y es muy amable y cortés.
- ¿Quién le pegó alguna regañada?
Antes de trabajar en la Liga, trabajaba con papá, que tenía una empresa constructora y tuve responsabilidades, aunque era joven. Así aprendí a identificar qué es bueno y qué no. Supe qué se puede escuchar y qué no de lo que se oye en el camerino. Por eso siempre tuve una relación buena con los patronos y jugadores, no recuerdo en 30 años haber tenido un problema serio.
- Cuéntenos una anécdota...
Algo vacilón pasó una vez en Honduras. En un torneo oficial de Concacaf, la numeración del torneo iba del 1 al 20, según el reglamento. Esa camisa (la 20) está retirada de la Liga por Mauricio Montero, entonces tuve que mandar a hacer, estando en Honduras, una camiseta con la 20. No recuerdo el jugador que la usó. Aún no había internet. Al regresar recibí el montón de comentarios de por qué había habilitado la 20, que era una barbaridad y un irrespeto. Y en realidad no fue eso.
- ¿Qué se hizo esa camisa?
La desechamos, probablemente, era una camisa con el nombre de otra persona que no la podía utilizar más.
- ¿Quién fue su primer técnico?
Jan Postulka, luego de él puedo decir todos, uno por uno y han sido agradables, ha habido uno o dos que tal vez menosprecian el trabajo de uno y a la larga fueron técnicos que se mantuvieron uno o dos meses, no les fue bien.
- ¿Alguno lo marcó?
- (Marcelo) ‘Popeye’ Herrera, pese a que no fue campeón con la Liga, desarrolló un trabajo muy bueno con los muchachos y me dio un respeto a mí en el equipo. Hay un antes y un después con él, me dio un lugar importante dentro del camerino que hasta la fecha se mantiene.
- ¿Qué fue lo que hizo?
Nos convenció que el trabajo de utilería es tan importante como el de un jugador. Antes era un trabajo del muchacho que no tenía nada que hacer, jale agua, jale maletines, que lo jugadores bromeaban con él. Solo si había un uniforme se lo daban.
Pero con el apoyo y la experiencia que fui adquiriendo, eso fue cambiando, al menos en Alajuela, al punto de llegar a tener un respeto dentro del camerino. Es lindísimo cuando alguien grande, como Bryan Ruiz, como Celso Borges, Leo Moreira, te piden las cosas con respeto y los más jóvenes ven eso y lo siguen de ejemplo. Popeye fue parte de eso.
- Eso quiere decir que en una concentración tiene una habitación como ellos, la misma comida…
Claro, nos sentamos en la misma mesa, somos uno más, así lo vivimos y lo entendemos, pero también entendemos que no somos jugadores. Los que vienen a ver un partido, vienen a ver a los jugadores, no a nosotros. No nos podemos engañar y creer que somos estrellitas, pero somos una parte importante.
- ¿Qué golpes duros se ha llevado con el equipo?
La Liga ha perdido campeonatos que uno sentía que no se iba a llegar tan lejos, pero otros se nos han ido de la mano y son campeonatos en que la Liga ha trabajado fortísimo, haciendo las cosas muy bien y al final no salieron las cosas. Los últimos torneos que no hemos logrado el objetivo fueron dolorosos. Los que estuvimos allí presentes, adentro, sabemos con la intensidad que trabajaron cada una de las personas que pertenecen a este equipo y por una u otra situación no se lograron.
- ¿Los de Andrés Carevic fueron dolorosos?
Los de él fueron duros, el profe trabajaba muy bien, el equipo estaba unido.
- ¿La de Manuel Keosseián del 97-98?
Sí, un domingo a las 11 de la mañana aquí. Fue una situación muy difícil esa tarde, este camerino donde estamos era una tumba completa, aquí no se escuchaba nada. Fue un dolor que no se puede explicar.
- ¿Ha llorado?
Por supuesto, en el fútbol y en el amor el que no ha llorado es porque no tiene sentimientos, lo que pasa es que ahora uno lo hace de una forma diferente, uno llora en silencio, pero es duro ver a jugadores que uno los tiene con la imagen de rudos, de muy valientes, verlos derrotados en un camerino llorando porque se ha perdido final.
- Pero también ha pasado muchas alegrías...
Con la Liga tengo 16 campeonatos, son muchos, por ejemplo, la época del tetra, eran campeonatos de un año. En esa época se jugaban 53 partidos, más o menos, para ser campeón. Alajuelense perdía cinco, cuatro y hasta tres partidos por año. Ahora, en este tipo de torneo se pierden siete partidos en 22 fechas y es campeón.
- Hablemos de Jorge Luis Pinto, ¿cómo era él?
Estricto, le gustaba mucho tener el control de todo lo que sucedía, no solo del equipo en lo deportivo, también en lo administrativo, en la logística, en la parte personal de los jugadores, él era una gran persona. No puedo decir nada malo de él como persona.
- ¿En lo administrativo como en qué cosas?
A nosotros no nos gusta mucho que nos tengan tan vigilados, pero la gestión de él era buena, por ejemplo, si viajábamos a Guanacaste, para él era importante decirle al chofer: ‘Vaya por esta ruta’, o que llamaba a los jugadores, que esto y lo otro. No sé si es bueno o malo, pero le dio resultados en la Liga y con la selección.
- ¿Valdeir “Badú” Vieira?
Más que un entrenador era un gran motivador, era una persona que si no había esperanza de nada, conversaba un rato y en diez minutos usted se sentía un triunfador. Tenía un verbo tan bonito para conversar y transmitir cosas que al final nos la creíamos y cuando uno está motivado lo puede todo. Se lograron cosas con él, un título, récord de taquillas, récord de puntos, más goles anotados en un torneo. Me acuerdo un Alajuela-Turrialba a estadio lleno y así era en todos los lugares a donde íbamos. A él le gustaba llevar al equipo a pueblos, íbamos a donde pudiéramos y eran esas cantidades de carros enormes, ovaciones. Fue una época lindísima. Conmigo fue una excelente persona y con todos.
- ¿Guilherme Farinha?
Una persona de carácter fuerte, trabajador, le gustaba el compromiso de los jugadores, no le gustaba perder en nada, cuando le digo que en nada es en nada. Incluso, recuerdo una mejenga de Alajuelense con unos periodistas deportivos y mandó al equipo a vapulearlos.
Oficialmente, ese partido no está registrado. Se realizó en la cancha de la hacienda Los Reyes, era un convivio de Alajuelense con periodistas deportivos, no sé qué tenía Farinha. Me acuerdo que llegó y dijo en el camerino, si le meten 40 goles a este equipo, tienen libre mañana y los jugadores: ‘¿Es en serio?’, y esa máquina de Alajuelense empezó a jugar. No fue varas, los periodistas decían: ‘Pero si esto es un vacilón’. Cuarenta goles en noventa minutos, un gol cada dos minutos. Tuvimos libre al día siguiente, como lo prometió.
Pero era muy amable, de conversar, tenía ese carisma con las personas de abrazarlas y darles un beso en la mejilla.
- ¿Martín Mugica, creo que era muy huraño?
Vieras que no, te lo digo así, abiertamente la verdad. Creo que este señor (José Eugenio) “Cheche” Hernández era grosero, fue un señor cizañoso, molestoso y no respetaba a nadie más que a él mismo, fue complicado.
- ¿Andrés Carevic?
No le puedo decir nada malo, solo cosas buenas. Como persona, como amigo, como entrenador, un muchacho joven, esforzado, lo veo con un gran futuro en el fútbol, no tengo duda de eso, la escuela de la Liga lo hizo madurar un montón y estoy seguro que pronto se escuchará nuevamente el nombre de él porque es un gran técnico.
- ¿Benito Floro?
Fue lo que todos quisimos tener en algún momento y cuando llegamos a esa realidad nos dimos cuenta que no era lo que esperábamos, el señor Benito ya venía con ideas diferentes de lo que se estaba jugando en el equipo y no cuajó con lo que se quería.
- ¿Como era el fútbol antes y después de Internet?
Por ejemplo, hacíamos viajes a Guanacaste, a Limón, no había Internet, ni teléfonos celulares, entonces los jugadores iban atrás contando chistes, vacilando, tocando guitarra, cantando y el ambiente era realmente una hermandad.
- ¿Quién tocaba la guitarra?
A Kenneth Paniagua le gustaba andar instrumentos y montaba el carnaval, hubo un brasileño, Rafael de Goes, llevaba como un guitarrín, chiquitico, le encantaba tocar.
Luego llegó internet y cortó con eso, ahora en el autobús cada quien va con audífonos en los viajes de cuatro horas y la única conversación con el compañero de la par es: ‘Permiso porque voy a levantarme’.
- Pero también debió traer cosas positivas...
Antes, cuando sucedía algo de última hora, había que salir corriendo a avisarles a los jugadores, uno por uno, ahora se pone un mensaje en el WhatsApp y listo.
- ¿Alguna vez no localizó a alguno?
Una vez con Harold Wallace, íbamos a México y se quedó dormido, no sé, nunca llegó al aeropuerto y nos fuimos adelante. Keosseián iba bravísimo, pero lo vacilón es que nosotros hacíamos escala en El Salvador y a Wallace le compraron un boleto directo. Cuando llegamos a México, más bien él nos estaba esperando.
- ¿Cuál ha sido su máximo aprendizaje en la Liga?
- Que en el fútbol y en la vida no siempre triunfa el mejor, sino el más esforzado. He visto a jugadores que llegaban en Mercedes Benz o BMW a entrenar y 15 años después me llegan a pedir un par de tacos porque no tienen. No supieron escuchar.