Diana Brenes sabe muy bien lo que significa el sacrificio para conseguir un sueño, el no dejarse vencer por excusas o barreras para conseguir el mayor anhelo de todo atleta, llegar a unos Juegos Olímpicos.
A esta judoca, de Chirraca de San Ignacio de Acosta, le toca madrugar bastante todos los días, alistarse, tomar un taxi para ir al centro del cantón y luego tomar el bus a San José para llegar a entrenar a plaza Víquez.
Acá no hablamos solo de las madrugadas, de los viajes y del tiempo, sino de lo que tiene que pagar todos los días para movilizarle, algo que no es sencillo para una estudiante universitaria.
“Solo el pasaje del bus me cuesta ¢1.225, y es ida y vuelta. Además, como vivo alejada del centro, tengo que coger un taxi para subir al centro y es igual para ir y volver. Por semana me toca invertir unos ¢15 mil colones en buses, pero al final creo que cuando uno tiene un objetivo claro, no es que sea secundario pues si no tengo el dinero no puedo ir, pero no es algo que piense que es un gasto sino una inversión por pelear por mi sueño”, explicó a La Teja.
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Diana tiene una beca de $750 (¢377 mil) mensuales de parte del Comité Olímpico Nacional (CON), que es una ayudita, pero para los gastos de una atleta de élite, tiene que saber bien cómo administrar ese dinero.
Ella es una de las atletas que tiene buenas posibilidades de llegar a París 2024, Costa Rica seguramente conseguirá una plaza en judo por lo que llaman “cuota continental” y su nombre es la ficha número uno para esa espacio, el cual está peleando principalmente con Sebastián Sancho, al ser los puestos uno y dos del ranking nacional.
“En una gran oportunidad saber que el judo de Costa Rica tendrá otra oportunidad de ir a Juegos Olímpicos por esta vía, tengo mucha ganas de seguir peleando por esta cuota, vienen bastantes eventos hasta que llegue la clasificación y la verdad estoy muy contenta y motivada.
“Hay muchos eventos, pero todo depende del presupuesto que se tenga, que maneje el CON (Comité Olímpico) y la Federación, de momento tenemos el campeonato panamericano que es bastante importante para la clasificación y luego estamos esperando a ver si podemos ir a algún ‘grand slam’ y el mundial, que aún no está seguro que podamos ir.
“Para mí siempre es difícil, mi categoría de 70 kilos en América es de mucha exigencia, pero creo que podemos pelear en igualdad de condiciones y tener fe en uno mismo”, añadió.
Diana ya tiene ratillo en el proceso olímpico, en el 2016 intentó clasificar a Río, en lo que fue la cola de aquella etapa y era muy joven; luego llegó Tokio 2020, donde incluso tuvo la plaza para ir, estaba prácticamente clasificada y una cirugía en la rodilla derecha le sacó aquella tremenda oportunidad.
“Me di una vez más la oportunidad de pelear por esa cuota y acá estamos intentándolo de nuevo. A nivel deportivo es lo que soñamos todos los atletas, es como el objetivo final de alguna forma, es una motivación muy grande y estoy muy contenta de poder pelear por mi sueño de nuevo”, dijo.
Su natal Chirraca ha sido protagonista de todo este proceso. Allí, en lo que describe como un gimnasio de barrio, es donde entrena todos los días luego de viajar a plaza Víquez para hacer judo.
“Ahí hemos estado siempre luchando y orgullosa de eso, la verdad, las cosas no son fáciles, pero se enfrentan. Actualmente tengo el apoyo de CON, de la Federación y del ICODER, que sin eso me sería muy difícil competir”, destacó.
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En los Juegos Centroamericanos y del Caribe de El Salvador 2023, Diana fue junto a Gerald Drummond los abanderados de Costa Rica, su carrera también ha tenido otro montón de momentos muy lindos y busca conseguir muchos más.