El Mercado Central de Cartago parecía un velorio este jueves, lo que pudo ser una mañana de vacilón y celebración, el gol del delantero sancarleño Juan Vicente Solís lo convirtió en una procesión de caras largas.
Cartaginés tuvo la clasificación en sus manos, la mejenga en Guápiles terminó 2-0 a favor de los brumosos y solo tenían que esperar un minuto para que terminara el partido entre Guadalupe y San Carlos, pero fue ahí cuando cayó como balde de agua fría el gol de Solís que selló la clasificación norteña.
De vuelta al mercado, uno que otro vendedor se animaba a ofrecer sus productos a grito pelado porque de fútbol no vive el hombre y aunque por dentro estaban hechos leña por la eliminación de Cartaginés en el último suspiro, la vida sigue.
Mario Antonio López se levantó como todos los días y a pesar del trago amargo que le hizo vivir el equipo de sus amores, no lo pensó dos veces y con orgullo se fue a bretear con la chema blanquiazul puesta.
“Yo andaba en Guápiles y soñaba venirme con el equipo clasificado, ese gol de San Carlos fue una puñalada. En el estadio de Guápiles había una pantalla, estábamos viendo los dos partidos. Estuvimos cuarenta y cinco minutos clasificados y después en un minuto eliminados”
Este fiel aficionado brumoso confiesa que lo más duro fue el regreso a la provincia de las brumas.
“Iba en carro, fue muy triste, tuvimos que salir con la cabeza abajo porque fue solo un minuto lo que faltaba, pero ya cuando llegamos a San José se nos pasó y veníamos cantando las canciones de Cartago y sacamos la bandera, estuvo muy bonito el viaje”, contó este vendedor de lotería.
Si hay un tramo en el mercado con sangre azul es la distribuidora de pollo Los Amigos, para trabajar con ellos casi que es un requisito ser aficionado al Cartaginés.
“Hoy amaneció frío, otro año más Cartaguito. Lo mismo de siempre: comenzamos bien y terminamos mal, faltó un poquitico más de amor, pero con Hernán yo creo que la podemos pegar”, dijo medio agüevadón Manuel Ramírez.
Lo presintió
Don Giovanni Vargas nos contó que estaba viendo el partido con su hijo y cuando vio que en el último minuto pitaron un tiro libre a favor de San Carlos sintió que lo peor estaba por venir.
“Me quedé callado, lo que más me dolió fue ver llorar a mi hijo, él tiene 15 años y también lo vi llorar cuando perdimos la final del 2013, pero así es el fútbol”, contó Vargas.
Todos los brumosos con los que hablamos coincidieron en algo, ven en Hernán Medford el técnico que puede cambiar la historia.
“Yo creo que con Hernán sí, hay que dejarlo trabajar y que la directiva lo apoye a la hora de armar el equipo, pero él tiene mentalidad ganadora y eso se notó ante Limón”, dijo don Juan Miguel Madrigal.