El Novelón

Único sobreviviente de explosión en la que murieron 4 niños rompe el silencio tras 23 años

David Mondragón espera que su testimonio sea de ayuda para otras personas que viven situaciones tan duras como la que él atravesó

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Tras 23 años en silencio, el único sobreviviente de la trágica explosión de pólvora que cobró la vida de cuatro niños en el año 2000 decidió dar a conocer su testimonio, con el fin de ayudar a aquellas personas que están viviendo situaciones tan duras como la que él atravesó.

Se trata de David Mondragón, de 38 años, quien para aquel entonces tenía apenas 15 años y presenció la terrible explosión, ocurrida dentro de una bodega en una propiedad en Guayabos de Curridabat, que cobró la vida de una chiquita de 3 años y de tres niños de 6, 11 y 13 años.

Mondragón dijo que afortunadamente no sufrió heridas de gravedad a consecuencia de esa tragedia; sin embargo, ese triste hecho le dejó graves secuelas sicológicas y emocionales, las cuales ha afrontado desde ese día.

“No hay día en el que yo no recuerde eso, es algo que me ha acompañado por 23 años, pero ya ahora tengo la fuerza para poder hablar de eso”

—  David Mondragón, sobreviviente explosión de pólvora.

“Yo quiero dar el testimonio de que sí se puede salir de algo así, usted puede estar en la oscuridad más grande y todo el mundo puede estar en contra suya, pero aún así uno puede tratar de superarse y tener una vida completamente distinta. En ese momento jamás pensé llegar a tener la vida que tengo ahora”, contó.

David también destacó que con su testimonio busca generar conciencia de que los niños siempre van a actuar como niños, por más pellizcados o inteligentes que sean, por lo que siempre se debe tener cuidado para evitar cualquier situación de riesgo; además de la importancia que tiene la atención sicológica para las personas que vivieron hechos traumáticos.

Celebración de fin de año

Pese al paso de los años, David recuerda el 31 de diciembre del año 2000 como si hubiera sido ayer, él y su tía llegaron hasta la mencionada propiedad en Guayabos de Curridabat, pues fueron invitados por la familia de los otros niños a que recibieran el Año Nuevo junto a ellos.

“En aquel momento yo vivía con mi tía, que era muy amiga de la abuela del chiquito de 6 años, entonces esa familia nos invitó a que pasáramos el fin de año con ellos, porque ellos siempre hacían una celebración con juego de pólvora. Yo fui ahí por pura casualidad, no conocía a nadie, hasta ese día fue que conocí a los cuatro chiquitos”, contó Mondragón.

“Cuando llegamos ya estaban reventando bombetas, como es normal para un fin de año, todo mundo estaba de fiesta”.

—  David Mondragón, sobreviviente de explosión de pólvora.
Explosión de pólvora en el 2000 cobró la vida de 4 niños vecinos de Curridabat. Foto Archivo.

David contó que en esa propiedad había una bodega que era usada como oficina, la cual no tenía ventanas y era de cemento, ahí es donde tenían guardadas las cajas de pólvora. Destacó que la cantidad de pólvora era impresionante, mucho más grande de lo que se mencionó en los periódicos posterior a la tragedia.

“Llegamos a comer, estábamos todos los menores en una mesa, y el chiquito de 11 años le dijo al de seis que le pidiera un encendedor al abuelo. Entonces el chiquito de 6 años fue a pedirlo y se lo dieron”, recordó.

Terrible escena

Tras conseguir el encendedor, los niños se dirigieron hacia la bodega, la cual permanecía abierta para que las personas sacarán la pólvora que iban a usar. David dijo que él se quedó en la entrada de la bodega, pues como no conocía a nadie no quería abusarse de la confianza, esa decisión le terminó por salvar la vida.

“Todos entraron hasta el puro centro (de la bodega) y el niño de 11 años le pidió el encendedor al otro y este se lo dio sin ninguna malicia. El chiquito de 11 años agarró una mechita del piso y empezó a hacer como una broma de que la iba a prender, desafortunadamente eso fue lo que sucedió”, relató David.

Aunque toda esa trágica situación ocurrió en cuestión de segundos, David la recuerda como si hubiese tardado más, las imágenes que vio quedaron para siempre en su memoria.

“Yo en ese momento estaba traumatizado, no tenía conciencia de nada, estaba como en otro mundo”.

—  David Mondragón, sobreviviente a explosión.

“Yo lo recuerdo todo como en cámara lenta, la mecha de la pólvora cayendo encendida, yo dándome la vuelta para buscar la salida y en ese momento explotó todo. Salí volando y caí al piso, cuando volví a ver solo había fuego por todo lado y yo no sabía qué hacer, yo necesitaba hacer algo, pero no pude hacer nada por salvarlos”, recordó.

Mondragón dijo que la ayuda tardó en llegar, pues, al parecer, las personas que se encontraban en la finca pensaron que el estruendo era parte de los juegos de pólvora de esa noche.

“Recuerdo que ya cuando dejó de salir humo y fuego la mamá del chiquito de seis años entró y lo sacó, es una imagen que no se me borra de la mente, ella logró resucitarlo, pero eso me llega tanto en el alma, porque lo único que he pensado en todos estos años es que ese chiquito murió dos veces.

“A la chiquita nunca la vi, no sé que pasó con ella, los otros dos niños más grandes salieron vivos, yo los vi de frente cuando salieron caminando. No hay ninguna película que se pueda asemejar a lo que fue eso”.

La chiquita de tres años falleció el día de los hechos, mientras que los niños de 6 y 11 años murieron entre el el 1° y 2 de enero del 2001 en el Hospital Nacional de Niños. El tercer menor, de 13 años, murió en agosto del 2002 a consecuencias de las heridas que sufrió.

Tiempos muy oscuros

Explosión de pólvora en el 2000 cobró la vida de 4 niños vecinos de Curridabat. Foto Archivo.

Como no sufrió ninguna herida de gravedad, David fue llevado a su casa y prácticamente fue dejado de lado por las autoridades, pues contó que en ningún momento lo fueron a buscar para darle apoyo y ayuda a nivel sicológico, situación que afectó su vida durante los siguientes años.

“Mi historia quedó en que sobreviví, en que tuve la dicha de quedar vivo, y ahora después de 23 años estoy feliz de estar vivo, pero en ese momento entré en una depresión terrible, pasé muchísimo tiempo sufriendo un síndrome de culpabilidad por haber sobrevivido, tenía ataques de ansiedad, no podía escuchar una bombeta porque me ponía paranoico”, detalló.

“Todos los años revivía lo que pasó ese día, cuando escuchaba que reventaban pólvora o solo con que me llegara el olor”.

—  David Mondragón, sobreviviente a explosión.

Sumado al trauma que sufrió por lo vivido ese día, David contó que tampoco tuvo la fortuna de contar con núcleo familiar que lo apoyara en ese momento, por lo que ese sufrimiento que sentía lo llevó a levantar muros para tratar de protegerse de algo que no lograba entender por su edad.

“Eso afectó mi habilidad para socializar con las personas, fue algo muy difícil que me costó muchos años, porque yo no sabía lo que me estaba pasando.

“Comencé a experimentar un montón de síntomas del estrés postraumático, que lo pude diagnosticar hasta muchos años después, hasta que me di la oportunidad de conocerme, de perdonarme”, comentó.

Mondragón dijo que aprendió a hablar inglés por si solo y a los 18 años empezó a trabajar en un call center, eso lo ayudó mucho, pues de cierta forma por medio de ese idioma creó un alter ego que le permitió sacar de su mente muchas cosas que lo habían angustiado por mucho tiempo.

Una vida mejor

Conforme fue entendiendo las secuelas que le dejó esa trágica explosión, David empezó a buscar la forma de forjar una vida mejor, una de las cosas que hizo fue no seguir los pasos de varios personas que no le tendieron la mano cuando más lo necesitó.

Además, contó que el nacimiento de su hija, quien recién cumplió 15 años, marcó un antes y un después en su vida, que también lo ayudó a superar esa difícil situación que venía arrastrando desde que tenía esa misma edad.

Mondragón destacó la importancia de recibir atención emocional y sicológica, pues esto puede marcar la diferencia en la vida de una persona, pues hay heridas muy profundas que no se ven a simple vista.

“Si una sola persona del hospital o de la Caja me hubiera buscado para preguntarme cómo me sentía y darme seguimiento, yo estoy seguro que mi vida hubiera sido muy diferente”, agregó.

David dijo que espera que su testimonio sirva para ayudar a personas que se encuentran atravesando un momento oscuro, a que sepan que siempre hay esperanza de un futuro mejor.

“Más allá de lo que sucedió, pienso que deben haber muchas personas que estaban como yo, asustadas, solas y que no sabían qué hacer y lo que he aprendido en la vida es que el consejo de las demás personas es superimportante, y tal vez esa clase de apoyo fue el que no pude tener en esos momentos”.

Adrián Galeano Calvo

Adrián Galeano Calvo

Periodista de Sucesos y Judiciales en el periódico La Teja desde 2017. Cuenta con un bachillerato en Relaciones Públicas de la Universidad Latina y una licenciatura en Comunicación de Mercadeo de la UAM. En el 2022 recibió el premio a periodista del año del periódico La Teja.

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