Francesca Burr tenía 27 años cuando sufrió un ataque mientras bajaba las escaleras en la casa de su madre. El incidente la dejó con cinco fracturas en su cráneo, una nariz rota y una mandíbula agrietada.
La joven modelo fue encontrada al final de las escaleras con sangre saliendo de sus ojos, nariz y oídos, según describió el diario Daily Mail.
Este sería solo el inicio de un largo camino para Burr cuyo accidente también la dejó con un hueco de gran tamaño en su cráneo.
"(...) mi neurocirujano quitó una gran parte de mi cráneo para tratar de aliviar la presión y toda la sangre que se hinchaba alrededor de mi cerebro”, relató la joven a través de su cuenta de Instagram.
Todo eso cambió cuando finalmente el agujero pudo ser cubierto con una placa de titanio creada a través de una impresora 3D para lograr que encaje perfectamente en el cráneo de Burr.
"Pasé de ser un Frankestein a una chica robot", indicó la joven quien continúa su vida con una apariencia totalmente normal tras los distintos procedimientos quirúrgicos a los que debió someterse para arreglar el daño de aquel fatídico día.