El mundo celebra este sábado el Día de Star Wars y, a lo largo de los años, muchos se preguntan si dentro de esta exitosa saga hay elementos de la vida real.
La fuerza está en el corazón del universo de Star Wars, “le da a los jedis sus poderes, es un campo de energía creado por todos los seres vivos, nos rodea, nos penetra, une la galaxia”, le dijo una vez Obi Wan Kenobi a Luke Skywalker.
Un artículo de la BBC de Londres explica detalles interesantes, detrás de algunos de los elementos más emblemáticos de esta historia.
Sables de luz
Los sables de luz son una de las armas más famosas en la historia del cine.
Tanto los jedis como los sits los utilizan y ambos grupos necesitan el conocimiento de la fuerza para poder controlarlos.
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Sin embargo, en este momento no hay una forma de hacer que la luz emane de una fuente y se detenga después de solo un metro, la luz continuará hasta el infinito a menos que golpee algo.
Sin embargo, el nombre “sable de luz” podría ser engañoso. Existe una manera de hacer algo similar a esta increíble arma usando plasma: un cuarto estado de la materia que consiste en partículas altamente cargadas.
Torpedos de protones
En la primera película de Star Wars, Luke Skywalker usa “torpedos de protones” para destruir la Estrella de la Muerte, la estación espacial gigante que destruye planetas.
Según el canon de Star Wars, son un tipo de ojiva explosiva que libera nubes de partículas de protones de alta energía (los protones forman el núcleo atómico con neutrones).
En Star Wars, estas armas son excepcionalmente maniobrables, por lo que pueden usarse contra una variedad de blancos, esto no pasa con los torpedos en el mundo real.
Más de 40 años después, los protones son utilizados en un tipo de lucha diferente: la que se libra contra el cáncer. Los haces de protones pueden penetrar el tejido a una distancia específica dependiendo de su energía. Pueden depositar la mayor parte de esta en un lugar específico, destruyendo un tumor específico, evitando el tejido sano.
Droides
Si bien actualmente no podemos construir droides, como los famosos R2-D2 o el C-3PO, el aprendizaje automático y la inteligencia artificial (IA) nos acercan aún más a este tipo de tecnología.
Hasta ahora, gracias a la IA ya se pueden ordenar cosas, jugar, diagnosticar enfermedades y predecir descubrimientos científicos. Pero todavía está muy lejos de desarrollar factor G de inteligencia, y es notoriamente mala en cuanto a conversaciones.
Como dice la voz en off de Luke Skywalker en el último avance de las películas: “Hemos transmitido todo lo que sabemos”. Y eso es exactamente lo que muchos investigadores tratan de hacer.