Ericka Morera se valió de un halago que le hicieron en redes hace unos días para confesar que tiene tres años soportando una ácida crítica que le hace la gente.
A la periodista le reconocieron en una publicación que hizo que es “muy natural, amable, linda y sin filtros”, y eso dio pie a que soltara la lengua y, de una vez, le pusiera un “hasta aquí” a la situación que viene arrastrando.
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Según Morera, prácticamente desde después de la pandemia hay un grupo de personas que la llaman superficial, solo porque la ven cuidándose mucho su físico y su apariencia; algo que ella rechazó de manera tajante.
“Aproximadamente de unos tres años para acá me han dicho superficial por comparaciones o por cuidarme en general que, de paso, siempre he dicho que cada ser humano es diferente, con sus propios gustos y manera de ser y que nadie es mejor que nadie”, dijo Keka en medio de la revelación que hizo.
La presentadora de televisión defendió que cuidarse es un reflejo del amor y respeto propio y que va mucho más allá de lo que entra por los ojos.
“Tenemos que saber diferenciar que cuidarse es una forma integral de respeto propio que abarca salud física, mental y emocional. El autocuidado va más allá de lo superficial y se centra en el bienestar general y, reitero, amo hacerlo”, continuó.
Curiosamente en el tiempo que Morera dice haber sufrido con esos comentarios, se ha sometido a algunos tratamientos y procedimientos estéticos para verse más guapa.
A finales de julio contó que hace dos años se hizo una megalipólisis, un tratamiento que acentúa las curvas, y el año pasado se sometió a una cirugía de cambio de implantes de pecho (que aunque fue por salud le refrescó mucho esa parte de su cuerpo).
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También contó que sus “pompis” no las ha descuidado porque se aplica un tratamiento de Odilia, que mejora la apariencia de la piel de los glúteos y que no es invasivo.
Morera cumplió hace pocos días 40 años y mostró que todas esas “manitas de gato” que se ha dado han valido muchísimo la pena.