En los últimos días, la redes sociales fueron invadidas por fotos de alguna persona transformada en el sexo opuesto gracias a la aplicación llamada FaceApp, de la empresa rusa Wireless Lab.
Como mucha gente pasa aburrida en la casa por culpa de la pandemia, una gran cantidad se apuntó a hacerse el famoso cambio de sexo.
En el país muchísimas figuras conocidas lo han hecho, generando las risas de propios y extraños, como Marcela Negrini, que contaba que su imagen de hombre es igualita al presentador Ítalo Marenco.
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Sin embargo, según cuenta el diario El País, de España, los expertos alertan que lean bien la política de privacidad de la aplicación.
Esto porque como no hay almuerzo gratis, si usted quiere apuntarse al vacilón debe aceptar como requisito imprescindible que el sistema registre la IP del dispositivo y lo que resulta más preocupante, la página web que visitó antes de utilizar el sistema.
Esto quiere decir que FaceApp registra buena parte de nuestra actividad online.
El servicio advierte que registrará las páginas visitadas, tiempo y duración de los accesos y lo peor del asunto es también podrá cederle la info a terceras partes.
No puede decirse que las cláusulas de privacidad de FaceApp sean confusas, sino que explican claramente que ellos comercian con los datos que la gente les dio con tal de que les hagan la fotico del momento.
El principal problema de este tipo de aplicaciones gratuitas es doble porque al ser gratuitas exploran la mayoría de los datos del usuario y una vez que se aceptan, ya no hay vuelta atrás salvo que se ejerzan los derechos en materia de privacidad.
Fernando Suárez, presidente del Consejo General de Colegios de Ingeniería Informática de España, que advierte que ceder estos datos a ciegas es como venderle el alma al diablo.
Este experto dice además que lo grave acá sea lo poco que sabe la gente de la privacidad sobre sus datos en Internet porque para muchos el contenido atractivo y diferente es una tentación demasiado irresistible como para pensar en los riesgos.
“Nuestra vanidad supera nuestro sentido común y cedemos nuestra imagen, ya no solo en redes sociales, sino a empresas que usan técnicas de inteligencia artificial para su procesamiento y asociado a incontables datos sobre nuestra privacidad”, explicó Suárez.