Estar con una pareja en la intimidad y que mencione el nombre de otra persona para muchos es sinónimo de ruptura inmediata, pero para la humorista Mila Montero, es algo normal, es más, incluso hasta le han pedido que imite a otras.
La conocida imitadora y comediante estuvo de invitada el miércoles en el programa VIS10N de radio Columbia, en donde contó de todo, pues sus parejas le han dicho a la hora de estar en la cama que quieren escuchar voces de personajes suyos como la sensual vedette argentina Layla, La doctora Polo, la monja, la campesina Chinda y hasta a Maureen Salguero, lo cual nos pareció muy curioso.
Sin embargo, una vez que la llamamos para ampliar el tema, nos sorprendió que hasta a Jill Paer le han solicitado. Eso sí, no a la que está cocinando o dando una charla, sino a la que dice “calmaaaa”, en pleno temblor.
“Cuando he tenido pareja me piden que les haga como uno u otro personaje, pero no solo en la intimidad, sino en el carro cuando vamos de paseo o en otros momentos y yo soy de las que me pongo a inventar y hasta combinar personajes.
“Pero más de un morboso, tiene fantasías con varias mujeres en la cama y yo creo que por ahí va el asunto y me piden la voz de alguien más, en mi caso no me ofende, lo veo normal porque siempre me lo han pedido, incluso amistades o mis hijos me piden que les haga algún personaje ante una situación”, dijo Montero.
Mila cuenta que si bien su lista de personajes incluye muchos con diferentes características, historias y personalidades, casi que todos despiertan la calentura de la pareja que tenga en ese momento.
Ella los ha complacido porque mientras unos son buenos para hacer masajes, otros para consentir con la cuchara y además, su talento es para transmitir emociones con su voz y la imaginación de su pareja.
“Tengo uno que se llama Jenny y que padece obesidad mórbida, hay hombres que les fascina la idea de tener relaciones con ella porque ella prácticamente solo gruñe y yo lo que hago es complacer, a mí me gusta hacer feliz a mi pareja.
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“Yo no lo veo tan extraño, sí es incómodo cuando una pareja me dice que le haga como La Tía, que es mi amiga. Sin embargo ese no es el más incómodo que me han pedido, sí el que más me ha sorprendido, pero el que más raro me pareció fue el de la monja, porque además tiene una voz muy fuerte, parece un hombre, aunque después el muchacho me cambió por un amigo mío y ahí entendí por qué cambió”, afirmó.
El humorista dice que para ella es satisfactorio saber que con solo la voz, transmite muchas cosas y hace que las personas se imaginen otras tantas, pues al final en eso es que consiste su trabajo.
“Me encanta que el trabajo sea tan bien logrado que se llegue al punto de que la gente piense que está hablando un mujerón, argentina, rubia, llena de curvas y es todo lo contrario a lo que soy yo”, comentó.
Se acomoda.
Sobre el hecho de imitar personas que conoce y que incluso son sus amigas como la Tía y Jill Paer, Mila dice que en el momento se sintió incómoda, pero ya después se animó.
“Uno me pidió que le dijera: ‘está temblando fuertísimo en este momento’ (hace la voz de Jill), o sea, aprovechando que estábamos en pleno temblor, él quería a Jill Paer. Con Maureen fue parecido, algo superincómodo porque ella es una gran amiga y me han dicho que les haga como ella, yo le digo (a la pareja) que si es que le gusta mi amiga, pero digamos que yo he cedido”, dijo.
Cuando Mila le contó a la Tía sobre ese episodio, dice que la reacción fue de sorpresa, pero también se murió de risa con la anécdota.
Algo que cabe destacar es que Montero le da una voz, historia y una personalidad muy distinta a cada uno de sus personajes.
Por eso, Chinda es una campesina pero muy preparada; Jenny, quien sufre de obesidad, es una mujer muy segura y hasta fue novia de Yiyo Alfaro y ella lo terminó, aparte de Clorinda, quien es una nicaragüense que lejos de ser empleada doméstica o poco preparada, más bien es una mujer que tiene su propio laboratorio y les da trabajo a los ticos.
La humorista agregó que sus personajes son sensuales, sugestivos y hablan con doble sentido, pero que nunca faltan el respeto ni se comportan vulgares.