“¿Por qué dice que me ama hasta ahora, luego de años de intentar que me tomara en serio? Hoy no me queda nada más que aportar a la relación, porque mucho tiempo luché, pero ya no tengo nada más que dar”.
1. Cuando en la dinámica de una pareja alguno habló de conexión emocional, revisar la rutina, el patrón de comunicación, la ausencia de detalles, los distanciamientos afectivos, la distribución del trabajo, el manejo de emociones, la integración afectiva, temas asociados al consumo de sustancias, de lealtad, de confianza y otras, sin que la otra persona hiciera algo puede que el desamor cobre vida.
2. La lista puede ser enorme sobre cosas que no estaban bien, pero la respuesta de la otra persona fue nula y siguieron igual. También pudo decir: “te lo prometo”, pero nunca hubo una corrección, por lo que se movieron en un ciclo de insatisfacción por varios ejes en la relación que no funcionaron y no hubo una renovación afectiva que permitiera mantener el tanque emocional lleno.
3. En la vida llega un momento en el que ya no se puede dar más, porque la realidad ha sido desgastante o abrumadora y esto no es un acto egoísta. El que la otra persona diga simplemente “ya no puedo más”, es porque el tanque emocional está vacío. ¿Qué hacer cuando esto pasa? Asumir las cosas, respetar la frecuencia emocional y enfocarse en replantear la vida.
4. No puede esperar que después de años de insatisfacción y una expresión de “ahora sí quiero”, se reactiven las cosas. Los seres humanos funcionan a partir de estímulos, lo positivo acrecienta el amor, los compromete, crea conciencia, fortalece un vínculo y lo negativo desgasta, abruma, desmotiva y construye una posición donde puede haber un no real, sustentado en todo lo vivido.
5. Siempre hay señales de alerta que deben tomarse, no como el principio de una crisis, sino como una oportunidad de mejora y, si esto no se asume, se podría llegar a un punto de no retorno.