“Estoy saliendo con una muchacha muy buena, pero tenemos un pequeño problema, nada de lo que hago le gusta, ella no es de salir, no le gusta conocer gente, dice que no quiere conocer a mi familia porque ella es muy tímida, prácticamente lo que yo hago es ir a visitarla en la casa en la tarde, cuando la mamá la deja, ella tiene 33 años y para poder salir hay que estar en la casa muy temprano y los sábados sólo se puede salir en la tarde para no tener problemas con la mamá, yo le he dicho que esto no me agrada, que ella tiene que cambiar, ser más flexible y que la mamá tiene que tener límites, porque cuando salimos a comer la señora puede llamar hasta diez veces y pasa preguntándole dónde estamos y hay que mandarle fotos y ella dice que así es la mamá, que se a mí no me gusta como es la mamá, que ella no puede seguir conmigo, es muy difícil, yo le propongo hacer cosas como dos adultos, yo tengo 35 años, pero ella no hace nada si la mamá no está de acuerdo”.
1. Claramente se podría pensar, desde el rango de edad en el que ambos están, que como adultos, deberían tener la capacidad de definir en qué horario, con qué frecuencia y qué tipo de actividades podrían hacer juntos. No obstante, ella es una mujer de 33 años, usted la describe con un limitado rango de intereses, que no se mueve sin la supervisión o autorización de la madre, usted se ha enfrascado en convencerla de que esto debe cambiar, ¿le parece que esta es la ruta?
2. Posiblemente tenga algo de razón, ella debería cambiar, pero creo que una relación no se debería estructurar bajo una campaña de mercadeo, o una serie de diálogos, en las que usted pareciera el terapeuta diciéndole todo lo que debe cambiar, máxime que ella ha trasado una línea muy clara de que lo que dice la mamá es lo conveniente y desde ahí pareciera ser que no hay oportunidad de reflexión, o integración de cambios.
3. Sí, muy posiblemente sus propuestas suenan razonables, dentro del marco esperado para la funcionalidad de un adulto, pero, ¿por qué usted insiste en pedirle que cambie su forma de pensar, sus gustos, sus preferencias, su estructura o dinámica familiar?
4. Acá no se trata de si usted tiene o no la razón, es hacerse las preguntas: ¿efectivamente son compatibles?, ¿realmente hay una oportunidad de crecimiento?, ¿ella percibe sus requerimientos como temas que pueden aportar bienestar a la relación?, ¿ella se muestra flexible? Usted necesita que cambie muchas cosas para poder estar con ella, ¿le parece esto una buena base? A veces nos enfrascamos en luchas enormes, procurando que un ser humano modifique muchas cosas y aun cuando sean cambios válidos, luchar contra la realidad muchas veces nos pone frente a la frustración. Una relación debe estar estructurada sobre la compatibilidad y no sobre procesos de lucha de transformación que a veces son un camino obscuro y tortuoso, analícelo muy bien.
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