La pedagoga Cláudia Tavares Hoeckler, de 42 años, enfrenta un proceso judicial por el asesinato de su esposo, Valdemir Hoeckler, de 43 años, ocurrido en noviembre de 2022 en Lacerdópolis, de Santa Catarina, en Brasil.
El crimen, según las investigaciones, fue premeditado y seguido de un intento de encubrimiento que incluyó esconder el cuerpo en el congelador de su vivienda y presentar una denuncia falsa por desaparición.
La noche del 14 de noviembre de ese año, Cláudia habría suministrado a Valdemir una pastilla para dormir y, al verlo dormido, lo asfixió utilizando una bolsa plástica de supermercado. Luego, ocultó el cadáver en el congelador de la cocina, manteniéndolo allí durante cinco días.
En agosto de 2023, el Tribunal de Santa Catarina le concedió a Cláudia el beneficio de esperar el juicio en libertad, bajo vigilancia electrónica. Durante ese período, trabajaba en una fábrica de blocks durante el día y por las noches se desempeñaba como cocinera en un restaurante.
Sin embargo, el Ministerio Público apeló esta medida ante el Tribunal Superior de Justicia (STJ), que determinó su retorno a prisión.
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La decisión del STJ se fundamentó en la severidad del delito y en el hecho de que la acusada ocultó pruebas y obstaculizó las investigaciones. Además de haber escondido el cuerpo, denunció a su esposo como desaparecido, lo que desvió temporalmente el rumbo de la investigación.
Las sospechas que levantó
La versión de Cláudia fue puesta en duda cuando surgieron contradicciones relacionadas con el congelador de su casa. Durante las búsquedas de Valdemir, un vecino señaló a las autoridades que el aparato solía estar vacío, pero al ser inspeccionado, se encontraba repentinamente lleno de alimentos congelados, sin que existiera registro de compras recientes.
Esa inconsistencia despertó sospechas. Al retirar los productos, los agentes hallaron el cuerpo de Valdemir oculto entre la comida. La Policía concluyó que Cláudia había vaciado el congelador, colocado el cadáver y luego volvió a llenarlo con alimentos para camuflarlo.
Según su testimonio, dos semanas antes del crimen, su esposo la abofeteó frente a otras personas durante una reunión, lo que la llevó a tomar la decisión. Después del hecho, Cláudia manifestó que se sintió “más libre que nunca”.
A pesar de tratar de desviar los hechos, la mujer se presentó de manera voluntaria a la Penitenciaría de Mujeres de Chapecó. Antes de entregarse, grabó un video que circuló en redes sociales donde expresó: “Haré lo que la justicia haya determinado”.
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Cláudia optó por contratar al abogado Matheus Molin, quien le ofreció representación bajo la modalidad de “caso de éxito”.
“Quiero dejar claro que ella tiene mucha confianza en mi trabajo”, declaró Molin, en referencia al acuerdo que estipula que solo recibirá honorarios si logra su absolución en el Tribunal del Jurado.