Durante varias semanas, agentes especiales de la Fiscalía se hicieron pasar por simples transeúntes alrededor de la torre del Reloj de Cartagena con el fin de desmantelar la presunta red de explotación sexual que utilizaría a jóvenes para inducirlas a la prostitución, y que tendría como socia a una patrullera de la Policía.
Su nombre es Daniela Echeverry Gómez, quien duró cinco años de servicio en la institución y tras varios días de seguimientos, esta semana se anunció que fue capturada en Arauca.
A la par, los agentes dieron en el barrio Getsemaní, de Cartagena, con Bertha Ramírez Torres, quien sería la cabeza principal de la organización ilegal. A ella, como a Echeverry, le imputaron los delitos de trata de personas e inducción a la prostitución, que ninguna aceptó.
Los detalles del expediente que tiene el ente acusador contra ambas mujeres se han mantenido bajo absoluta reserva porque hay envueltas menores de edad que habrían sido explotadas. Sin embargo, se conoció que a las mujeres las detuvieron luego de interceptar sus teléfonos, revisar las cámaras de lugares aledaños a la torre del Reloj y tomar las declaraciones de las víctimas, quienes por lo general vivían en condiciones de vulnerabilidad.
Esos testimonios, según la Fiscalía, son claves para el desenlace del caso, porque detallarían que al menos tres jóvenes -entre las que estaría la propia hija de Ramírez- fueron explotadas sexualmente para acompañar a reconocidos lugares e islas de la ciudad -como el centro histórico- a colombianos y extranjeros que pagaban de comisión no menos de 200.000 pesos a las detenidas, por contactarlas con otras mujeres.
En la investigación aparece, por ejemplo, que para no levantar sospechas juntas, cada una tenía asignada una función: Ramírez, al parecer, era la encargada de cubrir lo que hacían con una fachada en la que decían vender masajes y tiquetes turísticos, pero en el momento de abrir los catálogos, los clientes lo que veían era un listado de mujeres que ofrecían diversos servicios sexuales.
En cambio, la patrullera tendría a su cargo captar a otras integrantes de la Policía para que ejercieran actividades de tipo sexual. En Cartagena, Echeverry pasó de ser reseñada en los últimos días como la uniformada adscrita a la Unidad de Infancia y Adolescencia que fue ficha clave en el rescate de niños abandonados a ser la principal señalada de una red que pondría al descubierto más escándalos de esta índole.