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Salvadoreños celebran beatificación de tres mártires del pueblo

El Vaticano anunció la pronta beatificación del sacerdote Rutilio Grande y dos laicos asesinados en 1977 por escuadrones de la muerte derechistas

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Ahora le tiene que comprobar un milagro a Rutilio para convertirlo en santo. Foto AFP. (MARVIN RECINOS/AFP)

La Iglesia católica salvadoreña celebró este domingo por el anuncio del Vaticano de la pronta beatificación del sacerdote Rutilio Grande y dos laicos asesinados en 1977 por escuadrones de la muerte derechistas.

“El proceso prácticamente ha llegado a su final, ya es santo, ya está en los altares, ya hay veneración para el beato”, dijo en conferencia de prensa el arzobispo capitalino José Luis Escobar Alas.

El prelado católico dijo que la fecha de beatificación no ha sido revelada.

“Creemos que es cuestión de meses para la fiesta de beatificación”, dijo.

Centenares de feligreses llegaron a la iglesia catedral en el centro histórico de San Salvador, con carteles con las fotos del padre Tilo y de otros dos hombres que lo acompañaban y que fueron también asesinados.

“Ellos murieron por su fe, los asesinaron por ayudar a los más pobres”, dijo a The Associated Press Teresa Sánchez, mientras mostraba el cartel con las fotos de los mártires salvadoreños.

El cura, un hombre y un muchachito fueron asesinados en 1977.. (Photo by MARVIN RECINOS / AFP) (MARVIN RECINOS/AFP)

El papa Francisco aprobó el viernes un decreto que proclama mártir de la fe católica a Grande, así como a dos salvadoreños que lo acompañaban y que fueron asesinados. Si bien esto supone que puede ser beatificado sin la atribución de un milagro a su intervención, sí se requerirá la verificación de un milagro para su canonización.

Grande, de 49 años, fue asesinado el 12 de marzo de 1977 junto a Manuel Solorzano, de 72, y Nelson Rutilio Lemus de 16, cuando conducía un vehículo en una carretera rural del municipio de Aguilares al norte de la capital. El crimen fue atribuido a la Guardia Nacional, uno de los cuerpos de seguridad más represivos, luego disuelta.

La Iglesia católica exigió a las autoridades que esclarecieran el crimen, pero nunca se condujo ninguna investigación, ni se juzgó a los culpables.

Grande, un sacerdote jesuita, realizaba su trabajo pastoral en una de las zonas más pobres del país, donde organizó las comunidades eclesiales de bases en las cuales los terratenientes de la zona veían una amenaza a su poder.

El padre Tilo, como le llamaban sus amigos y feligreses, era muy amigo del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, que en octubre de 2017 fue canonizado por el papa Francisco.

Romero llamado también “la voz de los sin voz” por abogar por los más pobres e indefensos durante la década de 1970, fue asesinado por un francotirador con un disparo al corazón cuando oficiaba misa el 24 de marzo de 1980. Unos días antes había pedido a los militares en una homilía que “en nombre de Dios y de este sufrido pueblo cesen la represión”.

Agencia AP

Agencia AP

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