Las autopistas que conectan a San José con Alajuela (ruta 1) y San José con Orotina (ruta 3) fueron analizadas por el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales de la Universidad de Costa Rica (Lanamme UCR) y el resultado de ese análisis confirmó que las dos están pa’l tigre.
Los estudios de la realidad de esas autopistas se hicieron por medio de giras de detección visual y se complementaron por medio de análisis semiautomatizados, a partir de imágenes digitales perfectamente ubicadas y haciendo fotos cada dos metros de distancia.
De la ruta 1, Lanamme-UCR dice: “Con relación a la demarcación se identificó que en varias zonas se puede notar la pérdida de demarcación horizontal asociada a los trabajos de recarpeteo o bacheos extensivos. Además, se pueden encontrar huecos puntuales a lo largo de la ruta.
“Mediante el equipo de exploración visual se realizó un levantamiento de sistemas de contención vehicular dañados (vallas metálicas a los lados de la carretera), cunetas y otros activos viales en el corredor que presentan alguna condición de deterioro particular. Destacan los registros de 73 barreras de concreto dañadas, 49 registros de sistemas de contención vehicular dañados, así como 14 huecos”.
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Sobre la ruta 3, el informe dice: “Se presentan problemas específicos; en el caso de la demarcación en diversas zonas se puede apreciar la ausencia de demarcación horizontal asociada a los trabajos de recarpeteo o bacheos grandes. La división de los carriles requiere demarcación horizontal ya que la ruta no cuenta con separación física.
“Además, se pueden encontrar huecos puntuales a lo largo de la ruta, las tapas de alcantarillas ocasionalmente se encuentran ausentes o presentan desnivel con respecto a la altura de la capa de rodadura. Y al acercarse a la zona de Atenas se presentan taludes que, potencialmente, pueden afectar la vialidad”.
La situación que identificó realmente le preocupa al Lanamme-UCR y así lo hace saber en el informe que elaboraron.
“Los deterioros detectados representan, en términos generales, una disminución al nivel de servicio de las vías primarias recorridas. Así mismo se constituyen en elementos de riesgo potencial para los usuarios, en muchos casos disminuyendo las velocidades de circulación, comprometiendo la seguridad de los usuarios, afectando negativamente la condición de los vehículos, aumentando el consumo de combustible y la contaminación por emisión de gases.
“En la evaluación realizada se detectan elementos o sistemas dañados cuya funcionalidad se ha perdido por completo y que, según referencias de los usuarios, en los distintos puntos se han mantenido en esa condición de deterioro por mucho tiempo.
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“Varios de los deterioros observados son de alta severidad y están ubicados en rutas de alto volumen vehicular por lo que se deberían tomar medidas de mitigación de forma inmediata, y realizar los estudios a nivel de proyecto para implementar la señalización adecuada y solución definitiva en el corto plazo”, advirtió el laboratorio.