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Bar Limón es derribado por un caribeño

Histórico lugar de más de 100 años dará su lugar a una nueva torre de apartamentos

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Así se ve ahora el histórico bar. Foto: Bryan Castillo.

El edificio donde se ubicaba el bar Limón, en barrio Amón, San José, específicamente frente a las paradas de los Rápidas Heredianas, está siendo derribado para construir en su lugar una torre de apartamentos y es precisamente un caribeño uno de los encargados de desaparecer la estructura de entre 100 y 110 años de antigüedad.

De momento, tres peones de construcción son quienes se están encargando de quitar latas, muros y cuanta cosa se encuentren. Ellos son Juan Carlos Araya de 45 años, Helder Fonseca de 40 y Alejandro Watson de 39.

Este último es originario de Siquirres en Limón y, pese a tenerle mucho cariño al histórico bar, él sabe que debe dejar de lado ese sentimiento, pues tiene que pulsearla para llevar el arroz y los frijoles a su casa.

“Ahora yo vivo en San José, pero cuando estaba en Siquirres y viajaba a Limón, escuchaba muchas historias de este lugar, entonces a uno le daban ganas de venir porque se imaginaba que el ambiente era muy bueno”, recordó.

Según dijo, cada martillazo que da en las viejas paredes representa un dolor porque sabe que amigos y parientes pasaron buenos momentos en ese sitio.

“Yo sé que es un lugar que representó mucho para la cultura caribeña del país, claro que me duele bastante porque tiene muchos años y muchas historia pero qué puede hacer uno, solo pasar la página”, añadió.

Este negocio, que fue muy famoso especialmente entre 1950 y 1980, fue cerrado hace tres años, cuando su último dueño, el español Juan Puertas, decidió vender la propiedad porque las ventas bajaron. Ahora un grupo de inversores construirá una torre de apartamentos que se alquilarán por horas.

Alejandro Watson (derecha) está dolido por la demolición del bar. Lo acompañan Juan Carlos Araya (rayas) y Helder Fonseca. Foto: Bryan Castillo.

Alejandro contó que tiene menos de 15 días trabajando en esta demolición y que la primera vez que entró sintió algo feo, ya que siempre vio ese sitio como un lugar espectacular.

“Cuando yo tenía 16 años, y recién había llegado a San José, pasé una vez por aquí y quedé impactado porque se veía bonito. Lamentablemente nunca pude entrar, lo conocí hasta hace poco cuando vine a trabajar aquí y verlo así en ruinas es algo doloroso, decían que el ambiente era bueno y que la comida era de las mejores”, mencionó.

Araya, otro de los peones, detalló que uno de los aspectos que le ha llamado la atención son los materiales con los que levantaron la obra, ya que en su mayoría fue construido con barro.

“La construcción es vieja, pero estaba bien construida, estos muros son difíciles de botar, ni la lluvia lo ha hecho, entonces somos nosotros los que tenemos que hacerlo”, afirmó.

Este constructor sí dijo conocer todos los rincones del bar, incluso comentó que antes había un cuarto exclusivo para que las parejas se dieran amor.

“Aquí había un ‘íntimo’, estaba al fondo, pero después lo quitaron, ahí las parejas hacían lo que querían y se alquilaba”, comentó.

Las paredes del lugar eran en su mayoría de barro. Foto: Bryan Castillo.

Ahora lo único que queda del antiguo bar es un sillón viejo y la chimenea de la cocina, recuerdos que, al parecer, nadie va a reclamar.

“Los sillones se pueden recuperar, están buenos y la chimenea también, solo es de pintarla”, comentó Helder Fonseca cuando le preguntamos si alguien había preguntado por estos artículos.

Además de esto, también quedaron algunas partes de una vieja caja registradora.

Sillones, partes de una caja registradora y la chimenea son los únicos objetos que quedan del bar. Foto: Cortesía.

Ronald Castro, investigador de la historia costarricense, recordó que el bar Limón primero fue una pulpería donde los vecinos de barrio Amón llegaban a comprar abarrotes.

“Luego, en los años 60', lo asumió un señor de nacionalidad española llamado Juan Puertas. Este lugar fue un punto de reunión de poetas fracasados, prostitutas y de gente que llegaba a tertuliar", comentó.

Una anécdota del lugar es que Otilio Ulate, presidente de Costa Rica entre 1949 y 1953, era uno de los clientes que más visitaba este bar, ya que su casa estaba 15 metros hacia el norte, es decir a la pura par del negocio.

Así lo reconoció Mario Innecken Puertas, nieto de don Juan Puertas, el español que en 1960 compró el bar.

“Mi abuelo contó que eran íntimos amigos. Era cierto que entre el bar y la antigua casa del expresidente existía una compuerta secreta donde mi abuelo lo pasaba y lo escondía de los periodistas y reporteros y, bueno, aparte de pasarle sus tragos y sus bocas”, detalló el pariente.

Don Juan murió en el 2015, a los 81 años de edad, debido a un cáncer de próstata.

Actualmente en Chepe centro solo quedan entre 5 y 6 bares con más de 80 años de existencia.

Tras más de 100 años de historia, de anécdotas y de miles de litros de cerveza consumidos, el bar Limón poco a poco le dice adiós a San José.

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