Este 1 de noviembre se celebra el Día del Veganismo, una tendencia que ha cobrado fuerza en los últimos tiempos y que elimina el consumo de carne animal o derivados de estos como el huevo o los lácteos.
Los padres con esta filosofía alimenticia la extienden a sus hijos, pero ¿es recomendable hacerlo?
Shirley Thuel, nutricionista con especialidad en pediatría, nos explica cuáles son los riesgos.
El consumo de omega 3, que se obtiene principalmente del pescado, es indispensable para las absorciones y conexiones neuronales del cerebro. En el caso de los niños, prescindir de ellas podría afectar el desarrollo de su cerebro y ayuda a desinflamar las articulaciones.
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Además, cuando se hace una dieta vegana hay mucha deficiencia de vitamina D, cuya fuente principal es la leche, el calcio de yogurt y los quesos, por lo que hay que complementarla con suplementos.
La vitamina B, presente en el pollo, los huevos y algunos pescados grasos, es necesaria para evitar la fatiga, mareos, falta de aire, piel pálida, latidos irregulares, pérdida de peso, entumesimiento u hormigueo de manos y pies, o debilidad muscular.
Las vitaminas del complejo B son muy importantes para crear masa muscular, por lo que un niño que no los obtenga, debe estar en monitoreo constante de su salud con exámenes de sangre cada seis meses. Asimismo, debe ser acompañado por un nutricionista y el pediatra para garantizar que su crecimiento y desarrollo muscular, sea el adecuado.
“Yo les explico a los papás que los niños deben tener un estado de madurez suficiente para decidir si quieren ser veganos o vegetarianos, pero ellos deben tener claro que están dando todo lo necesario para que el niño crezca. Que lo haga con mucho cuidado y les recomendaría más la vegetariana”, dijo la especialista.
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Para Thuel, un punto positivo sería que hay menos riesgo de tener los triglicéridos altos; sin embargo, al ser una dieta alta en granos y carbohidratos, hay mayor riesgo de que el niño sufra de sobrepeso.