“La noche en que se prendieron las lámparas de los postes de la calle no sabíamos ni qué hacer, gritábamos, corríamos, llorábamos, llamábamos a nuestras familias para contarles que ya teníamos luz en la calle. Fue algo tan lindo que solo uno que jamás tuvo luz lo puede entender…y eso que todavía no nos habían puesto la luz a las casas”.
Este recuerdo es de doña María Virginia Pérez Pérez, doña Mary Pérez o doña Mary, que es como la conoce Teruel que es un poblado del distrito de Sabanillas del cantón de Acosta en San José. Sí, aunque usted no lo crea, todavía hay muchos ticos que viven sin electricidad, en particular esta familia es josefina.
“Estoy tan alegre, este 2022 vamos a vivir una Navidad muy diferente, creo que la más bonita de mi vida porque ya tenemos luz, nos la pusieron antes de medio año. Estamos muy emocionados, pusimos ya el portal y un arbolito y por primera vez los adornamos con luces.
“Siempre les conté a mis hijos que cuando era chiquilla (doña Mary tiene 65 años y tiene 3 hijos), siempre en Navidad jugábamos en el patio en el día y nos encantaba jugar de noche, pero siempre nos preguntábamos: ‘¿Habrá luna llena esta noche para poder jugar?’ Porque cuando la luna está llena iluminaba el patio muy lindo y así podíamos seguir divirtiéndonos un ratico más por la noche”, recordó doña Mary quien está casada con don Rafael Ángel Ortega.
Cuando no había luna llena, cuenta esta feliz vecina, lo que hacían los pequeñitos era ayudar a los más grandes a jalar leña para que se hiciera una buena fogata y así tener un poquito de luz para medio jugar.
Fiestón al Niñito
Algo tan simple y tan normal para miles de familias ticas, que ya cuando nacimos teníamos luz en nuestras casas, como prender un bombillo o abrir la refri, o incluso ver televisión, no fue posible en Teruel hasta por ahí de junio de este año.
“Nuestro Niñito Jesús se va a iluminar por primera vez. Este 24 de diciembre le tenemos preparado un gran fiestón al Niñito, vamos a hacer tamales con mis hermanas. Ya no nos tenemos que preocupar de que hay que empezar muy temprano para que no se nos vaya la luz.
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“Una al final nunca cree que va a llegar el día en que tendrá luz, por eso es que estamos tan contentos. Imagínese que ahora podemos hacer tamales hasta las once de la noche si queremos. Con luz todo cambia”, reconoce la acosteña, quien nos explicó que, en total, las familias de Teruel y de Bajo Arias, son 35, a todas les pusieron la luz este año.
Sobre aquel día en que llegó la luz por primera vez a las lámparas de los postes en la calle, hubo tanta emoción en Teruel que los vecinos comenzaron a celebrar como si fuera una fiesta, un turno. En eso les llegó el manda más de Coopesantos y no entendía porqué celebraban tanto si todavía no les llegaba la luz a las casas.
De locos
“Celebrábamos porque sentíamos que ahora sí era realidad la luz para nosotros. El señor nos vio tan contentos que le dijo a la cuadrilla de trabajadores que por un ratico nos pusieran la luz en mi casa.
“Eso fue de locos, vea, hicimos arroz en olla arrocera, café en “coffee maker”, salíamos a la calle a ver desde afuera nuestra casa iluminada por todos lados. Fue algo increíble, nos llenamos de mucha felicidad por eso esta Navidad al Niñito le celebramos su nacimiento con tamales y con una humilde, pero muy amorosa fiestita. Haremos una cenita a las doce de la noche porque ahora sí a esa hora nos podemos iluminar, creo que comeremos cerdo”, comenta.
Doña Mary y su familia recibieron el servicio eléctrico en abril pasado. El proyecto de Coopesantos con otras entidades gubernamentales de ₡126,2 millones no solo la benefició a ella, sino también a 128 vecinos más, algunos de ellos habitantes de Bajo Arias en Acosta.
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Coopesantos, es una cooperativa que al igual que Coopelesca, Coopeguanacaste y CoopeAlfaroRuiz, conforman Conelectricas y son las encargadas de llevar el servicio eléctrico a zonas alejadas del país, tales como: San Carlos, Guanacaste y Zarcero, entre otras zonas.
Se acordó doña Mary de otro momentazo que vivió este año ya con luz: “Pudimos por primera vez en la vida ver en nuestro propio televisor el mundial de fútbol. Ver a nuestra selección jugando, jamás lo habíamos disfrutado. ¡Qué lindo fue! Celebramos con tanto amor cada gol de la selección.
“Para muchas personas ver la televisión, abrir la refrigeradora y sacar hielo, prender la cocina eléctrica, son cosas tan normales, para nosotros ahora son reales y nos causan tanta alegría. Vieran lo que era traer hielo, casi imposible, siempre llegaba hecho agua al pueblo…viviremos una Navidad muy diferente.
“Eso sí, no voy a abandonar las candelas, ahí las tengo por si se ocupan, nunca se sabe, además, las quiero mucho, nos iluminaron toda la vida, así estudiaron mis hijos, a pura candela”, concluye la feliz acosteña.