La Conferencia Episcopal de Costa Rica confirma que en nuestro país sí son exigidos los padrinos cuando bautizamos a nuestros hijos.
El pasado 25 de abril publicamos una nota titulada: “¿Sabía que puede bautizar a su hijo sin padrinos?”, fundamentados en la realidad que comenzará a vivir una diócesis en México y después, de la información enviada por nuestra Conferencia Episcopal.
Nuevamente nuestra iglesia católica toca el tema, motivados por nuestra nota, para dejar bien clarito que: “La Conferencia Episcopal de Costa Rica, en unidad con la doctrina y práctica tradicional de la Iglesia, exige la existencia de padrinos para el sacramento del bautismo.
“La función de los padrinos en el proceso de la iniciación cristiana esta atestiguada en la comunidad cristiana como aquellos que tienen la función de acompañar el camino de los nuevos bautizados”, explica la Conferencia Episcopal.
Recuerda nuestra iglesia católica que el padrino acompaña el camino de los nuevos bautizados, lo forma y prepara para el bautismo, se presenta como garante de su idoneidad, con una responsabilidad asumida ante Dios y la comunidad.
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“Ésta, a través de los padrinos, y con el sacerdote, lo admite al sacramento y lo acoge en la vida eclesial. El Catecismo Universal de la Iglesia enseña: ‘Para que la gracia pueda desarrollarse es importante la ayuda de los padres’.
“Ese es también el papel del padrino o de la madrina, que deben ser creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado, niño o adulto, en su camino de la vida cristiana. Su tarea es una verdadera función eclesial”, asegura la Conferencia Episcopal
Las orientaciones doctrinales y pastorales del ritual del Bautismo de niños, aclara la Iglesia, recuerdan que, en caso del bautismo de los adultos, “el padrino le habrá ayudado, al menos, en la preparación del sacramento, y después de bautizado, contribuirá a su perseverancia en la fe y en la vida cristiana”.
“Es importante recordar que los ‘padres han de tomar en serio la elección de buenos padrinos, para que el padrinazgo no se convierta en una institución de puro trámite o formalismo’.
“No deben dejarse guiar únicamente por razones de parentesco, amistad o prestigio social, sino por un deseo de asegurar a sus hijos unos padrinos que, por su edad, proximidad, formación y vida cristianas, sean capaces de influir, en su día, eficazmente en la educación cristiana de sus hijos”, aclara la Conferencia Episcopal tica.