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Conozca por dentro una casa costarricense de hace 200 años

La característica principal eran sus materiales, elaborados en madera y cuero

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Con muebles de cuero y madera, así eran las casas de nuestros antepasados, que, sin duda, tenían muy buen gusto.

Si usted quiere saber cómo vivían los ticos que lograron la independencia hace 200 años, dese una vuelta a partir de este domingo 12 de setiembre por el Museo Municipal de Cartago, donde se abrirá la exposición con motivo del bicentenario.

El interior de una casa de estatus económico más o menos podía lucir de esta forma. Foto: Karen Fernández (Karen Fernández)

La característica principal eran sus materiales, elaborados en madera y cuero, los que podrá ver en la exposición son los que se usaban las familias de clase media actuales.

El historiador cartaginés Arnaldo Moya Gutiérrez nos cuenta algunos detalles de la exhibición y de cómo eran también las casas brumosas de antaño como parte del paseo por la historia que La Teja le ha estado dando desde el 30 de agosto anterior.

Uno de los que destaca por su colorido es el aguamanil (jarra con palangana para lavarse las manos) celeste que encontramos en la sala de exhibición, pero este no se encontraba en todas las casas, estaba reservado para un segmento de aquella sociedad y los había de porcelana, de lata enlozada y de loza.

El aguamanil era la única foma de asearse antes de que el agua llegara directamente a las cass por la tubería. Foto: Karen Fernández (Karen Fernández)

“Era la única manera que tenían los colonos costarricenses de asearse y era de consumo importante, pero reservado solo para algunos miembros de la sociedad (los más papudos). Se componen por una palangana, un pichel y la jabonera. Algunos eran de procedencia europea, en especial de Inglaterra”, compartió Moya.

Dejó de usarse cuando el agua llegó directamente a las cañerías de las casas.

Algunos muebles como esta banca contaron con diseños más elaborados en su respaldar con gubia. Foto: Karen Fernández (Karen Fernández)

Era común encontrar en las casas ticas armarios, alacenas, mesas de arrimar (pequeñitas y livianas que se podían mover a dónde las necesitaran) se podían poner cerca de la cama o lejos de esta, o para colocar el baúl sobre ellas.

“Es un mobiliario muy sencillo, se hacían a mano por los artesanos, carpinteros y ebanistas locales, con las patas de algunas de las sillas y mesas ligeramente torneadas. Los más elaborados tenían diseños en gubia (herramienta de los ebanistas)”, contó el experto brumoso.

En las camas el colchón se ponía sobre tiras de cuero de vaca, las más sofisticadas eran las de pabellón, que tenían parales y unas cortinas y hasta un espacio especial para colocar las bacinillas.

Las mesas de arrimar y los baúles eran comunes en los cuartos ticos. Foto: Karen Fernández (Karen Fernández)

Inventario

—  Antes en Costa Rica se acostumbraba hacer los inventarios de difuntos, en los que se ponía absolutamente todos los bienes que poseía, desde su ropa de uso diario y de gala, las joyas y propiedades.

El historiador cuenta que las propiedades de hace 200 años eran de hasta una cuadra y algunas familias contaban con un solar de hasta 2.500 metros cuadrados, una cuarta parte de la propiedad y ahí montaban el cuerpo principal de la casa.

La religión presente

“En la casa era común que la distribución fuera los aposentos (cuartos) de la familia, el estrado que era exclusivo para el uso de las mujeres para sus reuniones, en algunas había un oratorio para celebrar las misas de la familia porque en las de mayor poder adquisitivo era común que hubiesen uno o hasta dos curas en la familia y las autoridades de la iglesia les daban permiso de hacerlas ahí, además de en las iglesias”, explicó el máster en historia.

Las imágenes de santos y ángeles como en la actualidad no podían faltar en los hogares ticos. Foto: Karen Fernández (Karen Fernández)

En los oratorios era común encontrar reclinatorios pintados al óleo, o con pintura de lámina de oro, no están disponibles en esta exhibición, pero sí existe registro de su existencia.

“Todas esas cosas del oratorio, los curas, las imágenes de santos, esa cotidianidad era muy representativa porque así era como se alcanzaba la salvación eterna, (a criterio de los ticos)”, rememoró el historiador.

Antes de las conocidas candelas, las velas se hacían con cebo de ganado. Foto: Karen Fernández (Karen Fernández)

Los pisos eran apisonados (de tierra, pero bien compactados) que poco a poco fueron cambiando a baldosas o tablones de madera.

“Las ventanas tenían barrotes, pero para protegerse del frío característico de Cartago, le ponían vejiga de vaca, que era algo así como un pergamino, para que no entrara el chiflón”, contó Moya.

Otra curiosidad es que las cocinas donde estaban los tinamastes (fogón de piedra donde se colocaba la leña) siempre se ubicaban fuera de las casas porque una chispa que alcanzara la caña brava con la que se armaban los techos y la casa alzaba fuego en dos toques.

La exhibición estará disponible desde el 12 de setiembre hasta el 31 de octubre en horario de martes a domingo de 9 a.m. a 12 md. y de 1 p.m. a 4 p.m.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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