Hoy queremos contarles un secreto que guarda desde hace 25 años la diócesis de Ciudad.
Idalia Vega es una vecina de la zona norte del país que tiene una misión muy especial y de gran importancia para la fe: se encarga de preparar los Santos Óleos que cada Jueves Santo se reparten entre todas las parroquias de esa diócesis.
Según contó Radio Santa Clara en un lindo reportaje, Doña Idalia tiene 80 años, seis hijos y nueve nietos que la hacen muy feliz.
Su vida la ha dedicado a las labores del hogar y también a servir a la Iglesia católica en diferentes parroquias. Ha sido catequista, ministra extraordinaria de la comunión, integrante de La Legión de María, sacristana, entre otras cosas, pero siempre ha sido la encargada de preparar los valiosos aceites.
“No hay cosa más linda que servirle al Señor, es lo primordial. Servirle al Señor en lo que sea, porque hasta ir a lavar baños, eso yo lo he hecho… en lo que yo he podido servir, ahí servía”, expresó.
La mujer asegura que siempre que puede le habla a sus nietos sobre la importancia de colaborar en las cosas de Dios, sabe que es algo que se ha ido perdiendo en las nuevas generaciones y le duele mucho.
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Muchos aromas
Doña Idalia cuenta que tiene tantos años de trabajar en esta bella labor de preparar los óleos que ya que tiene guardada en la mente la medida exacta de lo que contiene cada uno.
Los Santos Óleos de la Iglesia católica son tres: el Santo Crisma, usado para ordenaciones sacerdotales, confirmaciones, bautizos, consagraciones de altares e iglesias; el Óleo de los Catecúmenos, usado para ungir a los que están preparándose para el bautismo, y el Óleo de los Enfermos, usado en el sacramento de la unción de los enfermos. Estos tres tipos de óleos o aceites los consagra el obispo de cada diócesis durante la Misa Crismal.
La colaboradora dice que cada uno lleva distintos ingredientes y que el Santo Crisma es el único que tiene olor. Lleva 15 aromas diferentes.
Los sacerdotes siempre dicen que este óleo en particular tiene olor a Cristo.
Dola Idalia recordó que antes de que Ciudad Quesada fuera declarada diócesis, los Santos Óleos se iban a traer a Alajuela, pero ya luego ella empezó a prepararlos.
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La fiel creyente se siente muy feliz de poder servir a Dios y está clara en que en realidad el trabajar en la iglesia debe ser visto como un servicio para el Señor y no para los hombres o los sacerdotes.
Los sacerdotes o responsables de recoger los óleos para cada parroquia saben de la labor de doña Idalia, y depositan en ella la confianza para que estos puedan llegar a lo largo y ancho de todo el territorio diocesano.