De seguro muchos saben que hay una iglesia dentro del Vaticano donde está expuesta una imagen de la Virgen de Los Ángeles, patrona de Costa Rica.
Como buen tico, no podía dejar de visitar esta réplica de la Negrita, pues además quería enseñarles cómo es la iglesia donde se encuentra y qué tan cerca está de la plaza de San Pedro, pues esto último de seguro los sorprenderá.
Pero antes de seguir pongamos un poco de contexto. Esta imagen fue entronizada (así se dice cuando se coloca una imagen nueva en una iglesia) en la parroquia pontificia de Santa Ana el 26 de abril del 2014, tan solo un día antes de la canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II.
¿Cómo se dio eso? Todo empezó porque Laura Chinchilla, en noviembre del 2013, mientras era presidenta del país, le pidió al papa Francisco que en algún lugar pusieran una Negrita. Al final se decidió que fuera esa iglesia porque tiene acceso directo desde la ciudad de Roma y eso facilita que los peregrinos puedan ir a venerarla sin pedir permisos. La imagen es una réplica, aunque más pequeñita, de la que los ticos visitamos en la basílica de Los Ángeles.
Bueno, dicho esto, que ya más de uno conoce, vamos a lo que les prometí y es contarles, primero, qué tan cerquita está de la “casa” del papa. Vamos a intentar hacerlo muy sencillo. Uno de los principales accesos al Vaticano, es la llamada vía puerta Angélica, que es una de las fronteras entre ese pequeño estado y Roma.
Para que se hagan una idea, ustedes entran por ahí y caminan un par de pasos y ya están en la plaza de San Pedro y, si vuelven a ver a su derecha está la basílica de San Pedro.
Entonces, nos paramos en esa puerta y, en vez de entrar al Vaticano, nos damos media vuelta y empezamos a caminar derechito, y tan solo 1 minuto después de iniciar esa caminata, a mano izquierda van a ver un enorme portón de hierro y ya dentro una puerta verde grandota, esa es la iglesia de Santa Ana, donde está la Negrita, o sea, más cerca del Vaticano no podría estar.
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De hecho es una iglesia muy importante porque el lugar donde se encuentra es el punto de acceso por el que muchos empleados, residentes y vehículos autorizados entran al Vaticano. Además, su párroco es nombrado por el mismísimo papa.
Eso sí, al ser un punto importante del Estado, los guardas de seguridad afuera, como decimos, no aguantan nada, me pegaron una buena regañada por grabar afuera de la iglesia, ya por dentro por dicha no hubo problema.
La entrada es una enorme puerta de madera verde y al entrar hay que pasar otra entrada más, que son unas bonitas puertas, igual de madera, pero de color café. Al entrar es una iglesia muy linda, muy coqueta con la particularidad de que es circular, lo que de inmediato llama la atención.
Al frente, como toda iglesia, está el altar mayor y, para que calculen el tamaño, hay dos hileras de bancas, de 10 cada una. Tras el altar hay una bonita pintura de Santa Ana con María de niña. ¿Y la Negrita dónde está? Bueno, uno se para atrás, en el puro centro y si vuelve a ver a la izquierda ahí verán la imagen de la patrona, rodeada por dos imágenes, una de San Agustín y otra de su mamá, Santa Mónica. Es toda la imagen completa, la Negrita cubierta de su manto dorado. Además, está dentro de una urna de vidrio para protegerla.
A su otro extremo, como viéndose de frente, hay una imagen de la Virgen de Fátima, junto de un San José.
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A dos ticos que nos topamos en la plaza de San Pedro les contamos que sobre la imagen de la Negrita y, pese a que no pudieron entrar porque en ese momento estaba cerrada, se emocionaron mucho al saber que la tenían ahí cerca.
“Me impactó mucho, no podía creerlo, es un impacto de saber que está tan cerca del Vaticano”, aseguró Albert Porras de Escazú.
“Saber que tenemos a la Virgencita de nuestro país acá, es una experiencia linda, nos llena de orgullo”, añadió Wilberth Porras.
Un poco de historia
La Iglesia de Santa Ana fue construida en 1565 por orden del Papa Pío IV y está dedicada a Santa Ana, madre de la Virgen María. Esta iglesia es única porque funciona como la parroquia personal del papa y atiende pastoralmente a los empleados, residentes y guardias del Vaticano. Su arquitectura renacentista sobria refleja el estilo del periodo, y en su interior se celebran misas regulares y eventos litúrgicos especiales.