La apertura total de la capacidad en estadios, restaurantes, dejar de lado la mascarilla en lugares abiertos y confiarse por la vacunación llevaron a algunos países europeos a creer que ya no había pandemia.

Pensar eso fue un error y ya empezamos a ver rebrotes graves.

Ahora, meses después, enfrentan las consecuencias y hay países donde la situación con el covid-19 es crítica; hablamos de Alemania, Rusia, Holanda y Noruega, entre otras naciones. El Viejo Continente es el epicentro de la pandemia, como en los inicios del 2020.

Costa Rica puede evitar que le pase lo mismo, pero hace falta disciplina. Los epidemiólogos Juan José Romero y Yayo Vicente nos explican qué está pasando Europa y en qué debemos echar para nuestro saco.

Hay varios factores que se juntan para que Europa esté en los primeros lugares de unos números que nadie desea. Uno de estos es que la proporción de personas vacunadas por completo no es tan alta como debería.

“En el caso de Rusia es particularmente baja, en Alemania anda cerca del 70% y hay regiones en las que el porcentaje es más bajo y ahí es donde se están observando principalmente los rebrotes”, explicó Romero, especialista de la Universidad Nacional.

Otro aspecto que señala Romero es que están pasando del otoño al invierno, algo que ayuda mucho a los virus respiratorios, a los que les encanta el frío porque la gente tiende a estar más en espacios cerrados y eso permite que se transmitan más fácilmente.

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“La liberación de las restricciones definitivamente está superrelacionada con el aumento de casos, en todos los países en los que se da, hay rebrote”, apuntó Juan José.

¿Y Tiquicia?

Costa Rica tiene un porcentaje de vacunación bastante bueno, lo cual se refleja en los números de casos y hospitalizaciones; además vamos para la época seca, que beneficiará mucho.

“En diciembre, enero y febrero pasados nos fue muy bien, y no teníamos aún muchos vacunados, a pesar de todas las burbujas que se rompieron durante las fiestas de fin y principio de año”, detalló Romero.

El experto cree que en las semanas que vienen podría haber más contacto entre la gente y, por lo tanto, más contagios; eso se vería impulsado porque habrá personas que se confían por la vacunación y porque el Gobierno propone la liberalización de muchas restricciones poco a poco.

Romero piensa que habrá una ola de contagios, pero que no necesariamente desencadenará hospitalizaciones y muertes; claro, esto sería así entre los vacunados; quienes aún no se vacunan siguen corriendo el riesgo agravarse e incluso de morir.

La ola que menciona el especialista podría golpear a partir de la segunda quincena de enero del 2022 y se agravaría después de Semana Santa, cuando alcanzaría más fuerza.

Yayo Vicente dice, por su parte: “Vamos a tener factores que favorecen y otros que no. La época seca y los vientos alisios van a evitar la circulación viral, pero las reuniones familiares y con amigos ayudan al virus”.

Otro comportamiento muy común a fin de año en nuestro país es aprovechar las vacaciones para viajar y regresar en los primeros días del año.

“Los movimientos migratorios afectan porque uno anda jalando los bichos de aquí para allá y de allá para acá. Si la gente va a visitar familiares al resto de Centroamérica y Estados Unidos no traerían nuevas variantes, porque son las mismas que están circulando en el país (alfa y delta), pero podrian exponerse a condiciones que no son como las nuestras, como el relajamiento en Estados Unidos ”, explicó Romero.

Tercera dosis

Las herramientas que tenemos para combatir el covid-19 son la vacuna y las medidas sanitarias: lavado de mano, distanciamiento físico, salir lo menos posible y usar la mascarilla.

“La vacuna lastimosamente pareciera no proteger más allá de los seis meses, los que ya tienen ese tiempo o más de haberse puesto la segunda dosis son nuevamente susceptibles (mayores de 58 años). Por eso, a pesar de que estemos cansados, de que haya plata para gastar, las medidas sanitarias continúan siendo un complemento de la vacuna y a la inversa.

“O sea, el relajamiento de las medidas y la disminución de la protección de la vacuna son una combinación que nos expone al nuevo rebrote”, comentó el doctor Vicente, quien cree que si logramos ponerles la tercera dosis a los mayores de 58 años, la nueva ola no causaría tantas hospitalizaciones y muertes.