Con lo que perdió el país por la huelga se pudo construir, fácil fácil, dos estadios nacionales y una comunidad como Nueva Cinchona, donde viven 91 familias en Cariblanco en el distrito de Sarapiquí, en Alajuela.
Aun así sobra un poco más de mil millones de colones. En dos platos, la broma salió carísima.
El dato se desprende de lo que dijo el presidente de la junta directiva del Banco Central de Costa Rica, Rodrigo Cubero, en conferencia de prensa el martes, al indicar que la manifestación le costó al país ¢138.700 millones e impidió que el crecimiento económico del 2018 fuera de un 3,1%. Más bien fue de un 2,7%.
El movimiento sindical pretendía evitar la aprobación de la reforma tributaria (más conocida como reforma fiscal), la cual se aprobó en segundo debate por parte de los diputados el 19 de diciembre, después de que la Sala Cuarta le diera la bendición.
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La Joya de La Sabana tuvo un costo aproximado de ¢67.558 millones, es decir, la construcción de dos estructuras idénticas representan unos ¢135.116 millones.
Mientras tanto, la construcción de Nueva Cinchona, lugar donde se reubicaron las 91 familias que vivían en Cinchona en el 2009 costó ¢2.032 millones. Ese sitio fue destruido por el terremoto de 6,2 grados en la escala de Ricther que se produjo el 9 de enero de ese mismo año.
Todo eso sumado da ¢137.148 millones, por lo que todavía sobrarían ¢1.552 millones. ¡Casi nada!
Don Rodrigo explicó que el costo directo de la huelga tuvo un peso del 0,3 por ciento del crecimiento proyectado y un 0,1 por ciento del costo indirecto, en resumen, esos dos rubros sumados representan esa millonada.
“El impacto directo se da porque en esos meses de huelga, el Gobierno mantuvo el pago de salarios y lo hizo puntualmente, pero como contraparte, no recibió los servicios por ese pago. Por ejemplo, los estudiantes no recibieron el valor agregado de la educación, los pacientes no recibieron el servicio de salud, que eran rubros que contribuían a la economía”, dijo don Rodrigo.
Además, el 0,1 por ciento de afectación indirecta se dio por temas como cierre de carreteras, bloqueos que atrasaron la producción, el transporte y el turismo.
Con autoridad
La docente Ninoska Moncada, de la escuela Cipreses de Cartago, uno de los centros educativos que pese a la huelga siguió dando clases, lamentó que el país sufriera tanto por ese movimiento.
"La huelga trajo demasiadas consecuencias negativas. Tenemos derechos de manifestarnos como ciudadanos, pero hay otras formas de hacerlo, con huelgas no ganamos nada”, consideró la profe, con toda la autoridad moral del mundo.
También invitó a los que están pensando tirarse a las calles en el 2019, a que no lo hagan porque el país difícilmente soportará un peso económico tan grande.
“No podemos irnos a huelga otra vez, ¿se imagina el estancamiento para el país?”, cuestionó.
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Según Cubero, la proyección de crecimiento para el 2019 es de 3,2%, eso sí, siempre y cuando no hayan más huelgas.
Sin embargo, algunos grupos sindicalistas ya anunciaron que preparan otro movimiento para este año. ¿Tendrá el mismo costo, o será peor?