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Coto Brus da las palmas para el Domingo de Ramos

Agricultores católicos de Acosta pasan 10 días casi sin dormir para entregarlas en 400 iglesias

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Don Marcelo tiene 92 años y está bien pochotón. Le encanta que en su familia hayan seguido con la tradición de alistar las palmas. Foto Albert Marín. (Albert Marín.)

Las palmas benditas entregadas ya a 400 iglesias de Alajuela, Heredia, Cartago, San José y Limón nacen en Coto Brus y las alista en Acosta un grupo de agricultores católicos que se inició en este bretecito hace 38 años.

Fue entonces cuando don Marcelo Mora Valverde, nacido en Agua Blanca de Acosta, le hizo un favor a su amigo Eugenio Chinchilla, quién le pidió buscarle unas palmas para adornar el altar de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en Goicoechea.

Don Marcelo se quedó con la inquietud y se fue a buscar palma real, que es de la que se sacan las hojas que se bendicen cada Domingo de Ramos en las iglesias y que los católicos aprecian tanto.

Como sabemos, este domingo se festeja la entrada de Jesús en Jerusalén. El Evangelio de Mateo dice que la gente alfombró el camino por el que pasaría Cristo y gritaba: “Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto”.

Pues bien, resulta que con el encargo entre manos, don Marcelo buscó las palmas bien fresquitas, bien amarillitas y bien largas. Encontró bastante y le alistó a don Eugenio diez rollitos con 150 hojas cada uno.

Así llega recién cortada la palma, en pitos grandes que hay que rajar a la mitad para sacarles las hojas una a una. Foto Albert Marín. (Albert Marín.)

“Así fue como comenzamos con la responsabilidad de entregarles palma a las iglesias. Poco a poco creció la cantidad... dos, cinco, diez iglesias; cada año me pedían más y más, hasta el día de hoy en que se le cumplió a más de cuatrocientos templos", dice don Marcelo lleno de satisfacción.

Un orgullo grande

Cuenta el acosteño, de 92 años y que está como un roble, que pasa diez días de trabajo intenso, pero bien lo vale.

“Es un orgullo y un honor, también es una gran responsabilidad. Acá pasamos diez días casi sin dormir, alistando todo para que los católicos vivan la fiesta del Domingo de Ramos con palmas de muy buena calidad. Todos los que trabajamos somos de Acosta y católicos, por eso nos identificamos totalmente con lo que hacemos”, nos contó.

Un grupo de agricultores se dedica a abrir los pitos de la palma real que cortaron en Coto Brus, para sacarle las hojas. Foto Albert Marín. (Albert Marín.)

Este agricultor tiene un tramito de frutas y verduras en Concepción de Tres Ríos, donde vende lo que produce en su terrenito en Agua Blanca. En esa propiedad siembra jocotes, aguacates, naranjas y mandarinas, pero diez días al año deja las frutas y se dedica exclusivamente a la palma.

Uno de los hijos de don Marcelo, Carlos Mora de 51 años, explica qué deben hacer durante esas intensas jornadas relacionadas con la fe y la tradición.

“La palma se consigue de una palmera de monte que se llama palma real, a cada palmera se le corta como un pitico que tiene y ahí es donde está la palma, en esta ocasión cumplimos el quinto año de ir a Coto Brus. Cortamos ochocientos, que dentro de unos tres meses ya volvieron a echar ese pitico.

"Todos somos amigos, somos agricultores y somos católicos, por eso hacemos este trabajo con tanta felicidad", nos dijo Dani Ríos mientras iban separando las hojas y limpiándolas. Foto Albert Marín. (Albert Marín.)

“Nos fuimos el pasado viernes cinco y volvimos el domingo siete de abril, en el campo abierto pasamos las noches y comimos; para hacer la corta ocupamos veinte muchachos. El lunes volvimos a Acosta con dos camiones grandes cargados con casi ochocientas mil hojas. En total se recorren más de mil kilómetros entre la cortada y las entregas”, detalla Carlos.

Tremenda breteada

Cortar en Coto Brus las palmas es el primero paso. Todavía les queda mucho camino que recorrer a estos agricultores.

Cuando la palma está ya en Agua Blanca de Acosta, los mismos veinte muchachos que la cortaron en Coto Brus se dividen en grupos: unos abren los “pitos” cortados y van sacando las hojas; otros separan las hojas por tamaños y las limpian, otros más hacen los rollitos con 150 hojas cada uno y otros se encargan de la repartición.

El miércoles 10 de abril don Carlos salió con el primer camión y la primera iglesia en la que le entregó fue la de La Legua en Aserrí.

“Cuando comenzamos era bien triste el tema de las direcciones, me decían San Joaquín de Flores, Barreal de Heredia, San José de la Montaña, Orosi, Capellades. Era bien duro llegar al lugar exacto, ahora no, con Waze se curó todo", explica Carlos.

Claro, la tecnología es una gran aliada de los trabajadores.

Separan las hojas tal y como le gustan a la gente: larguitas, amarillitas y bien fresquitas. Foto Albert Marín. (Albert Marín.)

“Vamos a Santa Rosa y a Santa Cruz de Turrialba, también tengo que ir a Pavones y entregar en La Suiza. Por encomienda mandamos a Limón, a la parroquia de Limón centro, donde esta el obispo (Javier Román Arias) mando treinta rollos y de ahí se reparten a otras iglesias limonenses.

"A donde más largo voy en el camión es La Suiza de Turrialba y Pavones, también reparto en Turrialba centro y en Juan Viñas”, explica don Marcelo.

La cruz que alegra

Lo que más alegra a esos agricultores acosteños es ver cómo los fieles católicos salen contentos con sus palmas después de las procesiones.

Dani Ríos, uno de los que le pone bonito al brete durante los diez días nos dice: “como todos somos católicos entonces el trabajo es una mayor responsabilidad, tenemos que cumplirle a nuestra gente con palma de muchísima calidad y bien presentadita.

El pasado miércoles 10 de abril, don Martín Valverde estaba poniéndole bonito a hacer los rollitos de 150 hojas cada uno. Foto Albert Marín. (Albert Marín.)

“Además tenemos que trabajar sin parar para cumplirles a todas las iglesias que nos piden. Cada vez que veo palma bendita en forma de cruz detrás de una puerta me alegro porque entonces entiendo que hicimos bien nuestro trabajo”, aseguró.

En una iglesia se puede dejar 30 rollos, en otras 10. Por ejemplo, la de Sagrada Familia (en los barrios del sur de San José) se deja 5 rollitos, la de Hatillo Centro se deja 42 rollos y comparte con la de los Hatillos 2, 3 y 4.

La iglesia que más se deja palma en toda la Gran Área Metropolitana es la de La Agonía en Alajuela: 150 rollos. La iglesia El Carmen, en San José centro se queda con 120 rollos y entre 100 y 110 se deja la Catedral Metropolitana.

El trabajo es grande, son 10 días de dormir poco y sudar mucho, pero en casi cuatro décadas no le han fallado a ninguna iglesia estos acosteños. Foto Albert Marín. (Albert Marín.)

“Lo que me piden es que la palma sea bien amarillita, que sea grandecita y que esté fresquita, por eso es que vamos una semana antes a Coto Brus. A pesar de que hay que correr mucho es mejor porque así se entrega bien fresquita, uno podría ir unos quince días antes y joderse menos, pero no me gusta porque la palma pierde frescura, mejor corremos y nos desvelamos nosotros para que la gente esté contenta”, dice don Marcelo.

Eduardo Vega

Eduardo Vega

Periodista desde 1994. Bachiller en Análisis de Sistemas de la Universidad Federada y egresado del posgrado en Comunicación de la UCR. Periodista del Año de La Teja en el 2017. Cubrió la Copa del Mundo Sub-20 de la FIFA en el 2001 en Argentina; la Copa del Mundo Mayor de la FIFA del 2010 en Sudáfrica; Copa de Oro en el 2007.

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