La muerte de una mascota que le dio mucho amor a una familia durante años es difícil de superar.
Y eso se complica si las opciones son enterrarla en el propio patio o el terreno de quien sabe quién, por eso en los últimos años la cremación de mascotas ha agarrado fuerza.
Candy Ramírez Porras, vecina de Concepción de Alajuelita, nos contó que en el 2016 en su hogar recibieron uno de los golpes más duros de la vida: la muerte de Kuki, un chihuahua supercariñoso que era el amigo incondicional de su hijo Dayron Mena.
“A todos nos golpeó durísimo la muerte de Kuki, pero fue peor para Dayron, él entró en una depresión muy fuerte, para él era muy feo enterrarlo en cualquier lado y más en el patio de la casa.
“El simple hecho de mencionarle que había que enterrar a Kuki golpeaba aún más a mi hijo. Él nos dijo que no quería entierros porque lo que quería era seguir teniéndolo cerquita ya que lo iba a amar toda la vida”, recordó doña Candy.
La familia tomó la decisión de cremar al animalito y dejarse las cenizas, que fueron depositadas en una urna especial que venía incluida en el servicio fúnebre que contrataron.
“Cuando las cenizas llegaron a la casa, Dayron se me puso más tranquilo, fue como que realmente comenzó el proceso de aceptación de la mano con sentir cerquita a su amada mascota. Poco a poco superó el duelo”, comenta la alajueliteña.
Don Arturo Calvo también cremó a su mascota, un american stafford que se llamaba IO. Tenía diez años de vida y un cáncer lo atacó agresivamente. Arturo decidió conservar las cenizas en su casa.
“Fue el primer perro que se tuvo en la casa y desde que se enfermó jamás consideramos la opción de enterrarlo por ahí y mucho menos en el jardín porque en el futuro uno puede vender la casa o alquilarla.
“El tiempo es el que más ayuda a sanar el luto de perder una mascota. Este junio pasado cumplió un año de muerto y todavía se le recuerda con mucho cariño. En mi caso, el proceso de ponerlo a descansar fue muy duro porque estábamos en media pandemia y todo se complicó después de la muerte, al estar uno encerrado y antes solo pasaba con él; asimilar la partida también se hizo más duro”, explicó.
Cremación se consolida
Ante esta realidad de amor con nuestras mascotas es que se recibe con alegría el aumento de opciones para cremarlas.
La semana pasada nos enteramos de que los 52.000 afiliados al Fondo Mutual de la Caja Costarricense de Seguro Social podrán darles el último adiós a los que años formaron parte de sus familias: sus mascotas.
Será posible gracias a Huellas de luz, el nombre de un nuevo servicio para el peludo último adiós.
Se puso al alcance los afiliados un plan con tres empresas que dan servicio de cremación: Francisco de Asís, Plaza Mascotas y Memorial Pets, ubicadas en diferentes lugares del país.
Manuel Cerdas, presidente de la Junta Directiva del FMCCSS, recordó que para esos 52.000 afiliados se dará el servicio de cremación de una mascota al año sin costo y la segunda, o más, tendrán descuentos.
Los servicios de cremación dependen del tamaño y el peso de la mascota, sin embargo, explican las empresas que cremar un perrito pequeñito puede arrancar en unos 65 mil colones para el servicio completo: el traslado, la urna, la cremación, una plaquita con el nombre de la mascota y la cremación.
Ayuda al luto
La sicóloga María Ester Flores nos ha dicho en el pasado que, en el caso de la cremación en humanos, mantener las cenizas en la casa alarga el luto; el constante recuerdo al ver la urna no permite un avance en el proceso.
Sin embargo, en el caso de los peluditos, dice que ocurre lo contrario.
“Si se puede guardar las cenizas con una foto de la mascota, una huella de la patita, algo que nos recuerde aquella mascota a la que se le dio tanto amor, puede ayudar más a la aceptación de la muerte.
— Infórmese. A la empresa Francisco de Asís, puede llamar al 2260-5543; a Plaza Mascotas llame a los teléfonos: 89908655 y 22311919; y a Memorial Pets al 4035 5871. Las tres tienen servicio de emergencias las 24 horas.
“Incluso se le puede hablar a la urna de las cenizas, como cuando se le hablaba a la mascota. Se le explica que se le sigue queriendo y se le querrá toda la vida, pero que va a llegar a la casa otra mascota, siempre participando a esa mascota, pues no hay problema, más bien es una ayuda”, asegura la sicóloga.