Lamentablemente, la violencia que vive actualmente el país, es muy posible que avance hasta nuestras aulas de escuelas y colegios, lo que significaría que el curso lectivo 2024, que arrancó este 8 de febrero, sea otro año de constantes pleitos entre estudiantes.
María Ester Flores, experta en sicología de familia, nos explica que tanta muerte en las calles, los pleitos de bandas y todo tipo de agresiones producto del narcotráfico, sí afectan a los niños y jóvenes.
“Vuelven a las aulas niños y jóvenes que viven inmersos en una sociedad llena de muerte, narcotráfico, inseguridad, robos, accidentes de tránsito y robos. Muchos de estos menores de edad, en lugar de huir y alejarse de esa violencia, más bien la repiten.
“Hablamos de imitación social, ¿con quién me identifico, con los buenos o con los malos? ¿Quiénes son los más fuertes? Es ahí en donde podríamos tener niños y jóvenes que terminen analizando que el fuerte es el malo, como pasa en una familia con violencia, que muchos hijos se identifican con el agresor en lugar de con la víctima, porque no quieren llegar a ser víctimas sino ser fuertes”, explica la sicóloga de familia.
La especialista acepta con dolor que es un básico instinto de sobrevivencia el que podría provocar que los menores de edad se identifiquen con la violencia, ya que actualmente ese es el pan nuestro de cada día y al ver ellos que por ahí va el camino del país, simplemente lo siguen.
“Queda mucho camino por trabajar en la educación hacia una cultura de paz. Todo debe comenzar por las autoridades del país y sus políticas, porque mientras estemos dominados por una cultura narco, por más que no lo queramos, somos un narco-país.
“¿Qué pasa en la cultura narco? Lo que no sirve lo matan, el que piensa diferente lo matan, lo que no les conviene lo matan. Es una cultura violenta que sí afecta a los niños y jóvenes. La violencia de nuestras calles podría afectar las aulas de estudio, es un hecho”, dice María Ester.
Advierte la sicóloga que se deben tener muy claro dos puntos: el hogar es el que educa y pone límites a los hijos y el centro educativo es el que transmite conocimiento.
“El problema grande es que hay educadores que quieren que los padres sean los que transmitan el conocimiento y muchos padres buscan que sea el centro de estudio el que eduque a sus hijos y los llenen de valores.
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“Al no tener claro el menor de edad quién lo está guiando, si el hogar o el centro educativo, se pueden volver inseguros y menores inseguros, generalmente, recurre a sus instintos primarios de violencia, patadas y gritos, porque no hay una guía definida”, aclaró.
Por supuesto, la especialista asegura que la falta de límites en los jóvenes provoca una cultura del “todo lo que me dé la gana lo hago” y eso genera choques y aumenta las posibilidades de pleitos, que sí los veremos este 2024, concluye.