A ninguna edad las mujeres deberían ser víctimas de violencia, pero es claro que durante la infancia y en los años de la vejez las personas se vuelven más vulnerables, por lo que los ataques contra esas personas son más abominables aún.
La violencia contra las viejitas es un mal que sufre el país y que va en aumento y pese a eso muchas veces es ignorada, no se le da la importancia que tiene.
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Así lo denuncia el Colegio de Trabajadores Sociales de Costa Rica, que hace un llamado a atender, de forma urgente, esta problemática.
De acuerdo los profesionales, este tipo de ataques se empiezan a presentar desde los 50 años, cuando esta población empieza a ser “invisibilizada” y “excluida” de muchas oportunidades, por prejuicios discriminatorios sobre su edad.
“A partir de esta edad, las limitaciones hacia las mujeres son aún mayores, sobre todo, para estudiar, disfrutar de espacios de ocio y recreación, tener acceso al crédito y a la tecnología, y mantener una sexualidad activa y segura”, señala Laura Guzmán Stein, representante del Colegio.
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El Centro Operativo de Atención a la Violencia Intrafamiliar, adscrito al Inamu, señaló que, para el año 2022, de cada 100 personas mayores de 65 años víctimas de violencia intrafamiliar, 69 fueron mujeres y 31 hombres.
Los expertos en Trabajo Social señalan que las mujeres adultas mayores son violentadas, no solo en espacios privados, sino también, en públicos, como centros de estudio, centros de trabajo, entre otros, donde muchas veces se naturalizan las relaciones violentas y no se toman acciones para erradicar este tipo de situaciones.
La violencia patrimonial, física, psicológica y sexual, son las principales manifestaciones de violencia que sufren las abuelitas.
El Colegio de Trabajadores Sociales de Costa Rica insta a todas las mujeres, a denunciar todo hecho de violencia en su contra, mediante la línea 911 o por medio del Servicio de Orientación Sociolegal de la Asociación Gerontológica Costarricense, al teléfono 2542-4527.