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Desamparadeño dejó de fumar a los 71 años en busca de su bienestar y el de la familia

Presión social, ejemplo de familiares y problemas de ansiedad son los principales motivos para que los fumadores comiencen con el vicio

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Nunca es tarde cuando la dicha es buena. A sus 71 años don Jesús Gómez Bermúdez llegó al Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) para iniciar el proceso de cambio y dejar de fumar de una vez por todas.

El desamparadeño se propuso hacer un alto en el camino y decidió dejarse ayudar por los profesionales del IAFA para alejarse de un mal amigo que lo acompañó durante cuarenta años, el cigarro.

“Este 30 de mayo he tomado la decisión de dejar el tabaco, por eso he venido a buscar la ayuda del IAFA con el deseo de no fumar más. Quiero dejar ese problema de consumo de tabaco por el bien de mi salud, de mi familia y de todas las personas que me rodean”, aseguró.

Don Jesús tomó esta valiente decisión precisamente anticos del Día Mundial sin Tabaco, que se celebra este 31 de mayo.

En el caso de don Gerardo Mora tuvo que llevarse un buen susto con su salud para tomar la decisión de dejar de fumar.

“En el 2020 comencé a tener problemas para caminar, me daba un dolor muy fuerte en la pantorrilla izquierda que se me ponía durísima y me impedía dar un paso, por lo que el médico me refirió al vascular periférico y este me dijo que si seguía fumando me cortaba la pierna, entonces me asusté y lo dejé”, desde entonces don Gerardo tiene año y medio sin volver a ver un cigarro.

Jesús Gómez Bermúdez de 71 años decidió dejar de fumar este 30 de mayo. (Cortesía IAFA)

Don Gerardo tenía una vena de su pierna izquierda obstruída a causa de los efectos del tabaco que fumó durante 42 años, desde los 18 que comenzó hasta los 60 años que puso un hasta aquí.

“Comencé a fumar cuando aún estaba en el cole, porque uno es como un monito que repite lo que los demás hacen y según la sicóloga que me atendió en el IAFA, era un fumador de costumbre. Yo no era de los que prendía un cigarro y comenzaba el otro, sino que me fumaba uno a la hora del almuerzo, en el café o la cena”, explicó el vecino de barrio Cuba.

Pero durante el inicio de la pandemia comenzó a fumar con más frecuencia porque estaba en la casa y era tomar café y fumar.

“El proceso de dejar de fumar es terrible, más cuando coincidía con los momentos en los que acostumbraba hacerlo, pero lo logré y mi vida cambió. Me pensioné y me metí al gimnasio, estoy en piscina y hago ejercicios de hidroterapia que me han funcionado muy bien. Ahora camino cualquier cantidad y no me duele”, contó orgulloso.

Su decisión incluso sirvió de ejemplo para que otros miembros de su familia y amigos dejaran el cigarro.

“Yo no fumaba en actividades familiares por respeto a ellos que no les gustaba el olor y me decían ‘olés a cigarro, no me toqués’ y realmente ahora que no fumo, ese olor es terrible”, agregó el exvendedor de zapatos.

Menos fumadores

En el marco del Día Mundial sin Tabaco, conversamos con el doctor Luis Eduardo Sandí, especialista en siquiatría del IAFA sobre las diferencias que hay en este hábito actualmente en relación al pasado.

Cada vez menos personas atacan con el humo de su cigarrillo a otros. (Shutterstock.com/Shutterstock)

Gracias a los esfuerzos que ha hecho el país para posicionar el tabaco como una conducta no deseable se ha logrado disminuir la cantidad de fumadores.

“Con respecto a lo que ocurría en los años 80 o 90, hay una disminución drástica en el consumo de tabaco (casi a la mitad), gracias a acciones como el aumento de los impuestos, la eliminación de la publicidad y el patrocinio totalmente de los cigarrillos y estimular la cesación y prevención del tabaco”, explicó Sandí.

Eso ha ayudado a que el fumar se vea como una conducta no deseable y la gente ya no se atreve a hacerlo en lugares cerrados donde hay otras personas, contrario a lo que ocurría en la década de los 60 y 70 donde hasta se veía elegante quien fumaba.

“En mi adolescencia el fumado estaba asociado a una conducta sexy, de riqueza, ostentación, de éxito, el cigarrillo se asociaba a una serie de valores que tenían que ver con el bienestar y la elegancia, lo cual actualmente es lo contrario y ahora los que fuman respetan el derecho que tienen los no fumadores de no hacerlo y nadie fuma ya en una reunión o un bar”, explicó el doctor Sandí.

En adolescentes la reducción hace tres décadas a ahora ha sido de una tercera parte, lo que tiene un impacto positivo en término de la disminución de las enfermedades cardiovasculares.

“Todavía hace falta el etiquetado que usa todas las caras de las cajetillas para las imágenes de las consecuencias del fumado y solo se lee el nombre de la marca, en otros países como Europa ha resultado beneficioso. También la educación social en el adolescente para evitar el inicio del consumo”, resaltó el especialista.

El IAFA empezó en 1988 a trabajar junto con la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) en la educación y el entrenamiento para que la persona deje de fumar y con la entrada en vigencia del convenio Marco en el 2012 se prohibió la publicidad de cigarrillos, eso impulsó mucho la lucha contra el tabaco.

¿Por qué lo hacen?

Influyen muchos factores y entre ellos está el aprendizaje y el modelaje de la familia, para bien o para mal.

“Familias muy estructuradas y disciplinadas, que tienen normas en la casa y el valor del respeto a la salud, los niños van incorporando eso a sus vidas y es difícil que inicien a fumar, pero en los hogares donde los papás fuman y toman, facilitan el aprendizaje a los muchachos”, explicó el médico.

Según explicó el experto, los jóvenes con ansiedad, trastornos depresivos, inseguridad, problemas de conducta y rebeldía con los padres podrían usar el cigarro como una sustancia química que les genera bienestar. La presión de grupo también influye.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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