A Juan Carlos Bermúdez Varela y su esposa, Andrea Quesada, vecinos de San Antonio de Desamparados, la pandemia les apagó el fuego de la cocina del bar que fundó el papá de él... pero no el del alma.
Estos emprendedores ticos, que cocinaban en el legendario bar San Gerardo (fundado por su papá en 1952), convirtieron la crisis en oportunidad y hoy, a punta de esfuerzo y chile picante, le dieron a Costa Rica un importantísimo trofeo universal en el arte de las salsas picantes.
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Juan Carlos no solo ganó una categoría en el “Mundial del Chile Picante” celebrado en Texas, Estados Unidos, hace 2 semanas, sino que puso a su pequeña empresa, “Fiesta de Diablitos”, en el mapa internacional, como un verdadero fenómeno de sabor y perseverancia.
Todo comenzó con ₡15 mil
“Todo empezó en plena pandemia. Cerramos el bar, que fue mi casa por años, y con mi esposa Andrea nos sentamos a pensar qué hacíamos”, recuerda. “Yo hacía unas salsas picantes buenísimas para las bocas del bar, así que le dije a Andrea: ‘Vendamos las salsas’”.
A Juan Carlos, sus papás (don Juan José y doña Ligia) fueron quienes le enseñaron a cocinar y sus salsas picantes en verdad que, incluso hoy día, son recordadas en San Antonio de Desampa por lo sabrosas que eran y son.
Con apenas 15 mil colones, compraron una cajita con frascos de vidrio, un poco de chile, vegetales y las tapas de los frascos. Con eso lograron llenar 24 frascos. Los vendieron todos. Y con esa chispa encendida empezó un negocito a puro pulso.
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“Usábamos la licuadora y la cocina de la casa. Al inicio tocamos muchas puertas, le di a probar a amigos, subimos fotos a redes... fue durísimo, pero no nos echamos pa’ atrás. Nos cerraron mil puertas, entonces tocábamos otras mil más”.
Las primeras salsas eran las que Juan Carlos ya sabía hacer, con chiles panameños y jalapeños. Pero con el tiempo, la línea se amplió a nueve tipos diferentes de picantes, incluyendo verdaderos dragones como el Carolina Reaper y el Ghost Pepper (chile Fantasma) original de la India.
Una de esas salsas, llamada Clandestina, fue la que los llevó al podio mundial. “Es una mezcla de piña con chile de árbol. Esa salsa ya la vendíamos por galones, incluso a restaurantes 100% mexicanos en Costa Rica. Sabía que era buena, pero ganar el Golden Chile (Chile de Oro) fue otro nivel”, cuenta con la voz entrecortada por la felicidad.
A la tica
Lo que más emociona a Juan Carlos es que todo lo han hecho de forma artesanal, con un compromiso absoluto con la calidad y lo local.
“Los chiles los compramos en Siquirres, la piña viene de San Carlos, la cebolla de Santa Ana y el tomate de Cartago. Nos importa mucho que todo sea bien hecho, desde la receta hasta el frasco, nos importa que los pulseadores ticos como yo también se beneficien”.
Fiesta de Diablitos ya está presente en Automercado, la cadena de hoteles Marriott y hasta en las tiendas del aeropuerto Juan Santamaría y Liberia. Incluso, en diciembre recibieron el certificado para exportar a Estados Unidos, y hay interés de distribuidores en Guatemala y Panamá.
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Homenaje boruca
El nombre del emprendimiento no es casualidad. Juan Carlos es un apasionado de la cultura boruca y el baile de los diablitos. “El nombre es un homenaje a nuestras raíces, a nuestra identidad. Es una fiesta, una lucha, una celebración”.
Y vaya que ha sido una fiesta bien trabajada. Juan Carlos ha asistido a ferias como la ExpoPyme, y el año pasado incluso estuvo en Sudáfrica con sus productos.
“El secreto es la disciplina. Hacer lo que hay que hacer cuando hay que hacerlo, quiera uno o no quiera. A veces la gente se ríe de los sueños, pero si uno lo cree, lo crea”.
Costa Rica picó alto
La salsa del humilde tico fue seleccionada este año para representar al país en ZestFest 2025, el evento más importante del mundo del picante, realizado del 23 al 25 de mayo en Texas, Estados Unidos, el cual es conocido como el “Campeonato Mundial del Chile Picante”.
Este festival internacional reúne a los mejores productores de salsas picantes del planeta, y Costa Rica se alzó con el primer lugar en la categoría de salsa picante frutal en el prestigioso Fiery Food Challenge, obteniendo el codiciado premio “Golden Chile” (Chile de Oro). Se enfrentó a gigantes de países como México, Australia, Estados Unidos y Hawái.
“Cuando dijeron nuestro nombre, no pude hablar. Se me salieron las lágrimas. ¡Costa Rica ganó! Una marca tica, nacida en pandemia, en la cocina de una casa y con la licuadora de uso diario... ganó”, dice con un nudo en la garganta.
Hoy, Fiesta de Diablitos es el sustento de su familia, un símbolo de esperanza, y un recordatorio de que incluso desde la cocina de un humilde hogar, con pasión, disciplina y un buen picante, se puede conquistar el mundo.
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“Nosotros decimos: ‘Sé parte de nuestra fiesta’. Y eso es lo que queremos, que todos los ticos celebren con nosotros, porque este chile de oro no es solo mío, es de Costa Rica entera”.
En redes sociales usted encuentra el picante de estos pulseadores con el mismo nombre, “Chiles Fiesta de Diablitos”. Lo invitamos a probar sus salsas, sobre todo la que es campeona mundial.